Caminar
en la calle con la cabeza gacha, puede parecer tonto o desprevenido, pero
puedes encontrar detalles que muchos no perciben. En un recorrido de un lugar
de pizzas muy reconocido y de “DOMINiOS públicos” en el Poblado, hasta la
estación del metro de la misma comuna, puedes encontrar varias particularidades
en las aceras.
Te
das cuenta de que cinco de cada diez canecas de basura, hasta el Parque del
Poblado (PP), se mantienen limpias … y las que siguen hasta el final del
recorrido, mencionado anteriormente, están a rebosar. También percibes la marca
de cigarrillos que fuman los transeúntes de un sector a otro… Curiosamente he
visto Lucky, Marlboro, Kool y Mustang hasta el PP; Después de ese semáforo que
dura más de un minuto, las colillas, se convierten y pasan a ser: Green, Boston,
StarLite…
Los
locales comerciales también cambian su aspecto, según la nomenclatura. Un
adulto mayor dispone de dos locales comerciales (tiendas de barrio, comúnmente
llamadas), ambas en este sector, y la diferencia es notable. Una de ella queda
más cerca al PP, sus precios son asequibles, no está muy decorada ni tiene excentricidades; mientras que la segunda tienda queda unas cuadras más arriba
del Parque Lleras, sus precios (de los mismos productos) son elevadísimos,
quienes atienden, son mujeres voluptuosas y jóvenes, tienen un puesto exclusivo
para adaptadores, cargadores y otras curiosidades… El dueño de dichos locales
me confiesa: “vea mija, uno tiene que saber a qué árbol ‘arrimase’ pa’ coger mejor sombra, acá están todos esos gringos <No todos son gringos, pero aquel
que hable distinto ya es catalogado como tal> y esos tienen plata… entonces
uno no está robando, está haciendo un negocio bueno”.
Después
de esto y de disponer mi tiempo libre en hacer este tipo análisis, que para
muchos pueden ser tontos, he percibido algo extraño; o es excesiva torpeza o
mucha coincidencia; últimamente ha habido un factor común en mis recorridos
buscando en las aceras una nada llena de rarezas. Chupetas o bombones en cada
acera o rincón hacia dónde dirijo la mirada… ¿Será que le hace falta dulce a mi
vida?