Trato de caminar ligera, pero con el mundo siempre a cuestas
¡Ay cómo pesa! Y cómo no, cargando problemas y amarguras ajenas; liberando mis penas y acumulando intrusas y parásitas posturas. ¿Dime con quién andas y te
diré quién eres? Qué basura, yo no me identifico contigo, lo siento si en mi camino participaste
en un tiempo atrás, no me di cuenta de tu velo poroso, repleto de gusanos
hambrientos de la energía de otros.
Sigue tu andar mundano que a mí ya no me interesa, con cara
de niña buena engañando a quienes inocentes caen en tu trampa ¡Vaya falacia! Haciéndose
la sufrida antes los demás, buscando consuelo de tu chueco actuar, justificando
peripecias que sólo en tu cabeza creas, esas que ni Ulises en la Odisea hubiese
podido cruzar.
A otro perro con ese hueso, la rabia me hace escribir esto,
pero de algún modo debía expulsar el veneno que durante años me inyectaste, con
esa agudeza que sólo una asesina de
almas puede disfrutar. En su momento dolió, más que otra traición anterior,
pero el mundo es un pañuelo y tarde o temprano se revela lo que cada uno
expulsó. Agradezco lo bueno, aunque en eso ya no creo. La careta se te cayó,
lástima que tu acto por fin terminó, la carrera de actriz iba muy bien pero la
vida real brotó y concluyó con un bello y suculento ¡ADIÓS!