Páginas

Etiquetas

Frases (39)

martes, 17 de diciembre de 2013

DESAHOGO

No es necesario huir para perderse, es cuestión de no saber quién eres para que todos se tomen el atrevimiento de adaptar cualidades y defectos en tu ser y peor aún para creerles más a ellos que a ti mismo.

Sentada en la esquina de una calle que no conocía se puso a observar y a detallar la luna, no le importó la hora, ni la compañía. Su cabeza estaba atrayendo los recuerdos más recónditos, aquellos de los que nunca había pronunciado una sola palabra; recordaba entonces, la gente con la que compartió unos minutos de su vida para mirar al cielo y comentarles el amor que sentía por ese satélite, también las veces que en su niñez se refugió en su luz para salir de las sombras de un hogar en ruinas, las tantas lágrimas que derramó viendo al cielo y suplicando que terminara ese tormento y hasta recordó las veces que le oró para que con su magia trajera a su vida el pasado perfecto de una niña mimada.

Sin embargo, la luna le enseñó que aunque esté oscuro y nublado siempre se verá tenuemente una luz que podrá no emitirla ella pero que brillará para guiar un camino empedrado y lleno de obstáculos. Una cosa, un satélite, algo quizá desapercibido por muchos le había enseñado a esa mujer que por pequeños que sean los movimientos pueden haber grandes catástrofes o milagros, que por los efectos de sus acciones dependen varios factores, que la imaginación que explotó durante niña le serviría para afrontar las crudas verdades que recibiría cuando “madurara”.

Hoy esa misma mujer sigue observando la luna, se emociona cuando la ve en sus fases, se sigue extasiando con la estrella que siempre está a su lado, continúa completándola imaginariamente cuando sólo una parte de ella está visible.

La luna se convirtió en su amante, cómplice, guardiana y guía; ha visto los cuerpos que ha amado, aquellos que ha rechazado, los besos que con pasión ha dado y esos que con repudio ha negado.

Ha visto las veces que con palabras se ha atorado y las flechas que condenaron su cuerpo con palabras que por rabia clamó; la luna ha sido testigo de las muertes que recuerda, los vivos que intenta olvidar, los sueños que rehace a medida que se van quebrando, las lágrimas que continúan saliendo por alguien que se convirtió en un extraño y las veces que fatigada ha llegado a casa luego de haber herido a quien la esperaba.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario