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Frases (39)

lunes, 10 de septiembre de 2018

“Me, my self and I”


La depresión no es una expresión facial o tampoco llorar un día de la nada, es un estado muy complejo, en el que te sientes incapaz de hacer cosas que antes hacías con facilidad, es sentirte solo aun estando rodeado de mucha gente, es pensar más de lo debido, es no dormir, es no comer. Es pensar en el pasado, en añorar, en no superar, en traumas, en odios, en amores pasados, en heridas, en cicatrices; es no tolerar el dolor, tener cambios repentinos de humor… Son más de 40 síntomas, de los que me diagnosticaron más de 16… A eso, hay que sumarle un cuadro avanzado de ansiedad, sentir que el futuro se nubla y ser empujado a la bruma y a la desolación, comerse la uñas, no parar de mover los pies o tamborilear con los dedos de las manos; no es no saber esperar es NO QUERER esperar.

La salud mental, es aún un tabú, hablar de ello y que te miren como “pobre loca”, sólo aumenta las ganas de mandar todo a la mierda, pero, todo pasa por algo. Debido a los medicamentos, tuve que dejar el licor, una cruz que cargaba con un poco de orgullo, pero que me laceraba de una forma cada vez más profunda, los domingos de resaca, solo daban la sensación de querer culminar todo. ¡Qué fácil sería eso! Pero luego pensaba en mi mamá, en uno que otro buen amigo, en mis sueños y esas ganas de escribir, de narrar, de reír, de saltar, en lo positivo, que uno ignora por lamentarse.

Los que estamos pasando por estos procesos, vemos todo un poco más oscuro, más fatalista; un mini problema nos desquicia y explotamos; los ojos pierden su brillo y claro ¿Con qué luz vamos a alumbrar si nos estamos apagando nosotros mismos? A veces daba rabia escuchar, “estarás bien”, porque no me permitía estarlo, me sentía culpable por sonreír o sentirme feliz uno que otro día. Mi cuerpo me estaba gritando que ya no podía seguir, bajé 10 kilos, me puse amarilla, ojerosa, me refugié, básicamente, en donde no era; hasta que me cansé de estar así, entendí que, aunque suene cliché, todo dependía de mí. Nadie estaba obligado a hacerme comer, o dormir, o reír, o trabajar, dependía de este cerebro, que, aunque descontrolado, era mío; soy yo quien da las órdenes, no al contrario.

Comprendí que quien no conoce su cerebro, está condenado a obedecerlo.

sábado, 1 de septiembre de 2018

#HistoriaDeLaNoche1


Me gusta tener 'el palito' para conseguir personajes que me cuenten sus historias, siempre me dan frases que necesito pero que no espero.

"Uno puedes estar muy aburrido y la vida no le sonríe a uno muchas veces, pero hasta el mueco se busca su puente, el ciego se las ingenia con la imaginación, el sordo no escucha las maricadas que le toca oír a uno y vive contento. No llore muñeca, que la vida es una, pásela bueno, no se deje joder, exija que la respeten y sonría".

Don Jairo, sexto hijo de una familia de 18; el más parecido a su abuelo, el ludópata, el que lleva 33 años con su esposa y llora por la muerte de su mamá mientras me dice que sonría.