Colombia siempre había sido
catalogada como una de las mayores productoras universales de café; sin embargo,
en el 2012, según el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, la
producción cayó de 12 millones a 8 millones de sacos anuales.
Esta situación no sólo
preocupa al Estado como tal, sino que crispó los ánimos de los caficultores de todo el país, generando un paro cívico nacional. Sus peticiones van desde el
pago de su trabajo, la remuneración de los sacos vendidos, la petición de
renuncia al gerente de Fedecafe Luis Genaro Muñoz y la reestructuración de la
Federación Nacional de Cafeteros, con el fin de beneficiar al gremio.
Los cafeteros de Antioquia,
al igual que los de todo el país, habían hecho un anuncio para ir a paro
nacional desde inicios de diciembre del año pasado y al ver el poco interés del
Estado decidieron iniciar con éste el pasado 25 de febrero.
El paro comenzó por
iniciativa de "El Movimiento Nacional por la Dignidad Cafetera!, que cuenta con la participación de aproximadamente 140.000 cafeteros de todo el país. Su principal método ha sido el bloqueo de varias carreteras y movilizaciones en el sur antioqueño, (Bolombolo como punto de concentración), en Belén de Umbría, Popayán, Cali y Calarcá, entre otras ciudades, con el fin de presionar el gobierno para que les concedan sus peticiones y sentarse en la mesa de diálogo.
Nelson Gámez Arenas, economista
egresado de la Universidad de Los Andes explica las reclamaciones que los
caficultores están haciendo “ellos esperan
un mayor precio de sustentación por cada bulto de carga por parte del Estado,
solicitan alrededor de 830.000 pesos por saco, mientras que actualmente les
están pagando aproximadamente $480.000”.
Los cafeteros colombianos
estarán concentrados indefinidamente en las carreteras del país hasta que el Gobierno
Nacional decida escuchar y resolver las peticiones de los caficultores. Además,
advierten que es una lucha gremial pero pacífica. Dentro de los participantes
en este paro se encuentran pequeños, medianos y grandes caficultores, transportadores,
recolectores y comerciantes, sumándose a ellos algunos cacaoteros.
Julián Calle Ospina economista
de la UPB, expone que la problemática se viene presentando debido a los
incentivos y subsidios que presenta el Estado. “Los caficultores no tienen la
suficiente infraestructura ni incentivos. Hoy el precio del café está por
debajo del 60% del año pasado, no existe un tipo de consideración en las
referencias de producción del país y adicionalmente la calidad del producto
colombiano perdió competitividad por la mundialización del café a menor
precio”.
La situación actual genera
grandes pérdidas económicas, debido a que los costos de producción son mayores que los ingresos
por cada saco; pero esto no es nuevo, su
decrecimiento ha sido paulatino, principalmente porque los precios
internacionales han caído y los precios domésticos nacionales (los activos del
Banco de la República, que crea la base monetaria del país) son el resultado de
la Tasa de Cambio, con respecto al dólar y al precio internacional.
El café en años anteriores
era el principal producto de exportación de Colombia y representaba los mayores
ingresos en dólares a la nación, pero ahora los mayores ingresos en dólares
para Colombia vienen de la minería, dejando al café en los últimos lugares en
cuanto a ingresos para el país.
El Gobierno no cuenta con tanto
dinero para subsidiar cada producto de la agricultura nacional. El economista Gámez
Arenas, explica que “si se ayuda de la manera que quieren a los caficultores,
saltan los cacaoteros, algodoneros, paneleros, paperos, etc.”.
María Victoria Pabón
Montealegre, coordinadora académica de la Maestría en Comunicación
Organizacional de la UPB, habla del silencio que hay en el trasfondo del hecho
por parte de los medios de comunicación, añadiendo “el silencio también habla”.
Finalmente, con el Tratado
de Libre Comercio, al poder importar productos sin aranceles, el café
colombiano está perdiendo espacio de distribución y venta, por lo que se
presume una solicitud para promover una reforma agrícola que incentive la
producción en Colombia e impulse el proteccionismo local.
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