Y
quizá si me buscas cuando estés perdido no me encuentres, por el simple hecho
de haberme perdido buscándome...
Este blog inició con un propósito: entretener. Aquí podrá encontrar frases, mini historias, diálogos y aventuras literarias. Bienvenidos a una cabeza inquieta.
martes, 9 de julio de 2013
lunes, 8 de julio de 2013
NOCHES EN EL SENDERO
(Texto hecho a dos
manos, párrafos con tres palabras claves y estilos distintos para formar una
amena forma de expresión)
Durante
horas ella se ha sentado a percibir la luna, la observa, la detalla, la añora…
ella ha sido su cómplice, la única que ha visto sus noches repletas de alegrías
acompañadas de unas cuantas copas de vino pero también la ha visto encerrada en
su cuarto derramando lágrimas por su amor perdido.
Una,
dos, tres estrellas son las que ve a lo lejos, su amado se ha llevado algo que
no le había dado a nadie, en ocasiones utilizaba su cerebro para amar pero no,
no era lo mismo, esta vez ella decidió entregar su corazón y paga con creces
esa decisión.
La
noche ya es abrumadora el temor al odio invade su cuerpo como una sonrisa que
se apropia de las lágrimas, saca de su manga el mejor de sus trucos, ese truco
que le quita las penas, que elimina el dolor, mirar para arriba para no ver
como se aleja ese hombre al que alguna vez le dio todo su amor.
La
soledad una vez más invade su cuerpo torturándole los pensamientos, mirando el
reloj adicta al tiempo, esperando a que cronos adelante el tiempo, para olvidar
ese amor que perjudica su corazón, mirando la luna llena, su única compañera y
fiel amiga, esperando el día en que todo pase.
Son
las diez de la noche, caminó por un sendero rocoso, buscando soluciones para
los mal llamados problemas del amor, caminó con los ojos cerrados consumidos
por el humo de un cigarro, chocó con las piedras del camino, mientras la suave
y tierna lluvia toca su piel, recorriendo poro a poro todo su cuerpo.
Un
silencio aterrador invade su cabeza, no sabe por qué le sucede pero le produce
placer, simula un éxtasis en su mente, quizá sea el odio que le dejó aquel
adiós, ese mismo que noches antes la llenó de temor.
El
adiós de aquel chico entraría en su mente durante el resto de la noche, por su
cabeza paso aquel reto con el que comenzó su vida amorosa, donde el amor en un
comienzo no era sino el pretexto perfecto para solo dar un pequeño beso,
pretexto que impuso él, amor que dio ella sin medida de tiempo ni distancia.
Esa
noche también recordó la promesa que le hizo, un hermoso velo para el
matrimonio, un hermoso velo que hoy utilizaría como recipiente de lágrimas,
recipiente donde descarga todo su enojo, creándose un mundo terrorífico, un
mundo que creía que él vivía, y tenía razón para tener celos, ese mundo que
imaginaba es completamente cierto, el hombre era adicto al aroma que tenían las
damas en sus cuellos lugar perfecto para desplegar besos.
Las
noches más excitantes que obtuvo en la vida fueron protagonizadas con él, se
sonrojaba al recordarlo; el sexo era ameno, salvaje, pasional y violento todo
un camino de emociones sin regreso… Sin embargo, lo único que ella en realidad
quería era su respeto.
Ella
esperó durante mucho tiempo ese tan anhelado cambio que profesaba, se dio
cuenta que el hombre al que ella amaba estaba hecho de mentiras, las mismas que
hicieron que el sentimiento que ella creyó indestructible entrara en el camino
de la lúgubre muerte.
Durante
días la locura que era común en su mundo se estaba volviendo un estorbo, así
que optó por fingir que era una mujer cuerda, no le provocaba reír, se volvió
tosca y ofensiva eso fue lo que culminó su autoestima.
Un
día nuevo, la luz del sol entra por mi ventana provocando cantidades de sombras
principalmente la de los barrotes de mi ventana, sintiendo los pájaros que
habitan en la lejanía del bosque y visitan las calles del pueblo de vez en
cuando, sin pensarlo un triste hola apuñala mis oídos, dando formas extrañas a
mis pensamientos.
Ese
maldito sueño ha aparecido de nuevo, desde aquella ocasión que vi sus ojos por
última vez me ha atormentado el hecho de que ya no está a mi lado, pero creo
que es hora de dejar volando ese recuerdo, rehacer mis pasos y seguir huyendo,
o no, no quiero huir, quiero continuar mi camino lleno de cosas locas y
fascinante ese sendero que he caminado durante años y que me ha enseñado que
aún puedo confiar y soñar despierto.
Por:
Fabián Casas y Tatiana Uribe
domingo, 7 de julio de 2013
OMNISCIENTE
En
un camino largo, empinado, lleno de piedras, poco transitado y la verdad algo
olvidado apareció un viejo solitario que meditaba sobre una roca, el hombre era
moreno y delgado, con uñas largas y sucias, de joroba marcada como los huesos
de su clavícula y una barba frondosa que acompañaba la mirada de unos ojos que
tal vez vieron algo que no debían ver. De repente, encendió con un fósforo el
tabaco que tenía desde hacía rato en sus manos y mientras le daba pequeñas
aspiraciones a ese sabor agrio escupía a un lado.
Desenfocando
un poco al particular personaje, detrás de él estaba empezando a asomarse el
sol, debían ser las cinco y media de la mañana, una de las mejores horas para
observar la majestuosidad del cielo, sin embargo el hombre ni se inmutó en elevar
la cabeza, por el contrario, frunció el ceño e inició a susurrar palabras o
frases que no se entendían con claridad. Subió el tono de su voz, reflexionaba,
se preguntaba y se respondía a sí mismo; al parecer le extasiaban esas
conversaciones con su propio yo que lo forzaban a ver las situaciones desde otra perspectiva.
- Quizá sólo son pocos los que aprenden a
valorar las cosas que nadie ofrece ostentándose por hacerlo, esas sonrisas que
muchos ignoran y el señalamiento por las lágrimas que muchos ven cuando no era necesario.
En
sus harapos guardaba con recelo unos papeles, parecían tesoros invaluables…
eran hojas de cuaderno ferrocarril, notas viejas, algunas arrugadas y otras
manchadas por la lluvia... o por las lágrimas. Con su tabaco en la mano izquierda
tomó con sigilo una de las posibles cartas, leyó el título y la fecha en voz
baja luego aclaró con un gesto brusco su garganta y comenzó:
Quizá
te extrañe estas cuantas letras que escribo un día como hoy, quizá aún más que
me haya tomado el tiempo de elegirte a ti como receptor, es hora de cambiar los
papeles, de jugar a ser el títere que manda al titiritero. Soñaste algún día
con recibir una nota de parte mía y aquí me tienes desnudándome ante ti, suplicante
de enredar tus ojos en mis letras, rogabas cuando llamabas que te recitara un
par de poemas, yo con gusto lo hacía pero tu vacío seguía, sabiendo que eso que
con el corazón escribía no lo protagonizabas tú…
El
hombre se detuvo ipso facto, sus ojos se desorbitaron durante unos segundos y
el sudor inició un excitante viaje por las montañosas arrugas de su rostro,
tomó la nota e hizo una pequeña bola de papel, la guardó en un morral que tenía
bajo sus pies, sorprendentemente al abrirlo salieron alrededor de 10 bolitas
más… él las recogió rápidamente procurando que nadie hubiera visto tal
incidente. Tomó otra hoja e hizo el
mismo procedimiento de la anterior, voz baja y alta…
Buenas
noches compañero, hoy por fin tuve el valor de escribirle unos cuantos
párrafos, extasiado decidí tomar la pluma y el papel para declarar mis más
recónditos pensamientos. He sentido odio y desprecio hacia el mundo, ¿Por qué?
No sé, intenté hallar razones pero no las encontré, simplemente opté por
despedirme de usted, porque fue el único que tuvo los pantalones para forjar
una amistad conmigo, no piense que me voy de viaje o bueno es mejor que lo
piense así. Recapacité y soy un luchador y a la vez un cobarde, me quedó grande
este tramo que llaman vida, prefiero agotarla antes que cargarla…
Pobre viejo, la terminó de leer con la voz entrecortada y ahogada con un nudo inexplicable, no entendía muy bien las razones que le producían dichos textos; esos que ni siquiera eran suyos, que recolectaba junto con la basura que reciclaba, era un coleccionador de notas perdidas, de sentimientos enjaulados en los reglones de una hoja, pero no sólo recopilaba hojas, sino personas desnudas que se atrevieron a escribir lo que les atormentaba o los alegraba, personas que decidieron olvidar a los emisores de dichos párrafos.
miércoles, 3 de julio de 2013
REALIDAD
Respira
hondo mi viejo amigo. Es tiempo de salir a caminar durante todo un día, volverse
a maravillar por las cosas pequeñas y por otras que el resto ignora. Imagina historias mientras caminas, mira las nubes e inventa formas que sólo tu
imaginación crea, coquetea fugazmente, sonríe y sueña.
Deja
que tu piel se tueste un poco por el sol, siente como el viento acaricia
velozmente la tez de tu rostro, toca el prado, acuéstate en él, moja tus pies y
camina encima de las piedras, lleva contigo un papel y plasma lo que sientas,
unos lloran para desahogarse otros… otros simplemente escribimos.
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