- Sonríeme de nuevo, muero por ver esos labios con esas comillas fabulosas... Definitivamente mi cita favorita...
- No molestes, no quiero sonreír, no me nace hacerlo.
- Perdón... ¡Oh! creo que ya es hora de irme, ahorita hablamos.
- Como quieras...
Ella se fue dudando del amor que le profesaba su amado, quizá ya no quería sonreír porque no la amaba, o cargaba el peso de su relación a cuestas desde hacía tiempo... Quizá era hora de desapegarse de esa relación que no parecía de amor sino de dependencia... O quizá sólo necesitaba un tiempo a solas...
Ella quería hablar con él por horas como antes, reír y jugar; entusiasmada cogió el celular, marcó su número... Correo de voz. No se desanimó, esperó media hora y lo intentó de nuevo, esta vez contestó. La gritó, la insultó, la juzgó sin sentido; Ofuscado colgó el teléfono, minutos después tocaron la puerta dos muchachos anunciando la muerte de su pareja...
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