Hoy salen demonios a caminar
este valle, desgarrando entrañas y cultivando penas. Trastabillan mientras se
alejan de cuerpos que han dejado áridos y resecos; se alimentan de anhelos y
deseos de seres que no luchan por ellos, que su fuerza se desvanece con el
pasar del tiempo.
Se sumergen en recuerdos,
pasiones y sueños, se babean por un estuche de huesos, tejidos y nervios,
capaces de hacer temblar al más fuerte, de conseguir la lágrima del ser
dominado por la avaricia y el despotismo.
Hoy salen a caminar los
demonios, buscan debajo de techos, de lechos, de pechos, de estrechos caminos a
un jugoso manjar. Andan lento, atentos a olores, colores y miedos, a llantos, a
besos sin peso, a almas que se mudan sin aliento, están pendientes de textos,
de escritos... De escritos como estos que invocan su compañía, la soledad
constante que calienta las noches frías, ellos beben de aquel café amargo junto
a la esquina de la mesa, inhalan el humo de ese cigarro que se consume, pero lo
que más aprecian es la melancolía de aquella que escribe: hoy salen a caminar
los demonios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario