¡Ay
pues creo que nos perdimos tratando de definir el amor en palabras! Creo que
nos desviamos paulatinamente de la finalidad que era ser feliz, le pusimos
peros, miedos y celos. Como buenos humanos erramos mucho y somos egoístas al
culpar al otro; muchas veces deseamos que el otro sienta como uno y si no lo
hace de esa forma dudamos de lo que siente. Creo que pecamos de egocentristas y
nos distrajimos tratando de entender lo que los otros veían en nosotros. Nos
quemamos en el fuego de un pasaje viviente, entre letras y alcohol vagamos
muchas noches, entre pláticas sin sentido y el mundo onírico… en eso quedó todo
en ilusiones, sueños… pero bueno, aprendimos a ser más centrados y sobre todo a
no confiar absolutamente en la pertenencia a una persona. ¡Nadie le pertenece a
nadie!
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