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Frases (39)

domingo, 6 de mayo de 2012

La chica del semáforo


Debajo de un semáforo está ella, tan sonriente como siempre después de haber trabajado durante seis horas; desde las nueve de la mañana se encuentra contabilizando el tiempo que hay del color verde hasta el rojo para hacer su show y recoger el dinero entre los carros que llevan conductores impacientes, sorprendidos, de mal humor o inexpresivos…

Cambia al rojo y ella sale con su monociclo, su peluca azul de risos se ve majestuosa, en realidad, se ve muy bien, su cara está maquillada pero aún así su rostro se ve peculiarmente simétrico, facciones delicadas; ojos grandes decorados con unas pestañas postizas de color rosa, una nariz respingada (de hecho parece operada), unos labios delgados y bien definidos por el lápiz rojo.

Sube rápidamente al mono-ciclo, se tambalea pero lo logra; comienza su acto: pelotas azules, naranjas y rojas se ven pasando rápidamente por sus manos, luego, un jovencito aparece para recibir las pequeñas esferas y pone a disposición de la chica unas cintas de colores que tienen en una de las puntas un palo para pincho que las ayuda a mover con más facilidad.
Todo el acto dura alrededor de un minuto y medio, camina rápidamente por entre los automóviles para recibir el dinero que los conductores creen que ese evento merece… ese día reúne 25 mil pesos…

Agradece a los dioses (es politeísta) por haberle permitido trabajar un día como ese, sin lluvia… ella confiesa que un día lluvioso el trabajo es malo.

Al parecer a las personas les disgusta que llueva y odian aún más los semáforos con ese clima…

La Rata


Escribir puede ser más excitante que cualquier aventura en la selva.

Páginas y páginas por rellenar pero ¿con basura y rodeos? No. Con algo preciado, con algo que valga la pena… Nada de amor ni dolor, esos ya son temas trillados a pesar que hay tanto de qué hablar…que tal sobre una situación cotidiana…

Las calles de este municipio tienden a ser ruidosas, sin embargo, en la noche cambia.
Los animales empiezan a tomar posesión del concreto que en el día perteneció a transeúntes y automóviles… grillos, ratas, perros salen a caminar… ¿Una aventura? Quizás, pero nadie está seguro de lo que sucede cuando el cielo se cubre de negro, nadie puede ser completamente asertivo…

Esta vez se trata de una rata, camina sigilosa por las alcantarillas de dicho lugar, tres crías en su lomo hacen ver al animal más gordo y alto, del andén pasa a la calle, de la calle al prado, consigue asustar a una que otra persona que vacila entre trago y fanfarria.
La rata hace de las suyas sin darse cuenta, los gritos la espantan pero ella continúa su rumbo… sus orejas pequeñas, su cola sin pelo y un millón de virus consiguen aterrar a amas de casa que finalizan sus labores domésticas.
Las ratas son la amenaza de los más pequeños,  pero para ellas todo les da igual, humano es humano, es uno más, no lo tienen en cuenta…

La noche está transcurriendo y ella sigue caminado… finalmente llega a su madriguera; un hueco en una casa de madera y bareque es su guarida, tres niños de ropas andrajosas la esperan cada noche, ellos la ven pasar, antes sentían terror ahora es su diversión… juegan a derrumbar su hogar, ponen tablas en la entrada del hueco para observar qué hará la rata…

Los primeros rayos de sol empiezan a entrar a la casa, los agujeros del techo permiten que la luz  muestre el chiquero en el que viven… los niños se despiertan desalentados, no hay comida, quizá esta vez cenarán…. rata…

El amor viene y va


El Hip Hop es una de las subculturas que está tomando fuerza en la última década; Las letras de crítica social ha sido escuchadas y la mente de las personas se ha empezado a abrir; El rap hace conciencia, es hora de romper el tabú y creer que todo se basa en la marihuana y la ropa ancha, es tiempo de pretender  un mejor mañana y qué mejor que aconsejados por la música de calidad.
LES COMPARTO UN PEDAZO DE ESTA CANCIÓN... ES UN RAP MUY BUENO...
“Decidido a pasar página, relaje mi consciencia
Seque las lágrimas vertidas por la providencia
Rapeando y retratando la existencia
Como única estrategia para olvidar mis carencias
Alcance la paz con la soledad de aliada
Porque antes de sentir dolor mejor no sentir nada
Hasta que un hada apareció de repente en mi mente
Iluminando un corazón inerte
Me habló y me dijo que él nunca se va para siempre
Que el amor camina libre como el alma de la gente
Que no entiende de añoranzas y lamentos (no)
Que sólo vuelve cuando siente que llegó el momento
Ahora sé que el amor fuera de nosotros sólo es viento
Necesita de un cuerpo donde hallar cobijo y tiempo
Para madurar mientras nos murmura
Voces de luz pura infinita que invitan a levitar
Pero es caprichoso y marcha en busca de aventura
Dejando el alma desnuda en manos de la locura
Sólo nos queda esperar jugar con la soledad a oscuras
Hasta que llega otra figura que nos cura.”
Nach

Expresión y libertad


Sentado en una esquina de la Sala Alterna “Sara Eva Cifuentes” del Teatro Popular de Medellín, con trozos de papel, hilo crudo, cordones, varillas y una pistola de silicona, Walter Zuluaga terminaba de pegar las últimas hojas en los vestuarios que se usarían en la comparsa inaugural de la Séptima Fiesta de Artes Escénicas ese mismo sábado en la tarde.

La Sala Principal estaba reservada para las obras que se estaban presentando; Rin Rín Renacuajo, y otras que se iban a estrenar como El Encandilado.

Desde temprano Walter estaba en el TPM, y aunque no iba a participar en la Comparsa, fue a ayudar con los últimos vestuarios que faltaban a menos de tres horas del desfile; el de arlequín y el de Sancho Panza. Como si fuera poco también debía estar pendiente de la cafetería, porque Santiago el hermano de otro actor de planta y que siempre lo reemplazaba cuando él estaba en presentaciones, no había llegado al teatro.

Cortar, pegar, unir, coser y medir eran una de las cosas que Walter hacía con rapidez. Corría hasta la cafetería cuando escuchaba que alguien se antojaba o pedía un tinto, un cigarrillo, unos deditos de queso o una copelia (una especie de cocada). Y volvía a su tarea principal, terminar los trajes antes de las tres de la tarde.

El espacio cada vez parecía más pequeño, tantas cosas en el suelo, el desorden, el afán y la ansiedad se tomaba el Teatro Popular de Medellín, ese que lleva 32 años en funcionamiento,  y que se caracterizó porque basaban sus obras en cuentos infantiles y comedias cortas; ese teatro que hoy en día se destaca por sus puestas en escena, vestuarios, actores, actrices y locación.

Mientras tanto en la Sala Negra (su nombre tan particular se debe a que una pared y media del salón está pintada de ese color), se encuentra Astrid Osorio, actriz de planta, maquilladora, profesora de teatro, productora…”a mí me gozan porque soy la todera. Vestuario, maquillaje, dirección, montajes, utilería y en todo estoy yo”.

Una mujer de 30 años apasionada por el teatro, que le ha dedicado 12 años a él y que participó en la Comparsa desde la parte plástica, colaborando con algunos vestuarios, tomando fotografías, y haciendo el  acompañamiento a otro grupo que ella dirige.

Ella, al igual que Juanita Castaño y Juan Felipe Jaramillo eran los encargados de maquillar a los personajes que iban a participar en la Comparsa. El tema decisivo fue “Cuentos infantiles”, Caperucita Roja, el Lobo Feroz, la Bella durmiente, la bruja, el Soldadito de Plomo, el hada madrina, Rapunzel, Don Quijote de la Mancha, Sacho Panza y otras 21 personas más eran las que tendrían maquillaje ese día, sin embargo, resultaron siendo 50 en total con detalles y lentejuelas para darle un toque fantástico.

Reflexión

¿Quieres la posibilidad de salir y viajar fuera de la ciudad sin gastar mucho dinero?
La propuesta es la siguiente:
Compra un cuadro, los cuadros son las ventanas... en ellos puedes observar lo que se te antoje.
Ve al Jardín Botánico, disfruta de la naturaleza, de los animales, carga siempre un buen libro, éste será la clave para transportarte a un mundo que desconoces, las ansias de hacerlo te intrigan y optas por empezar a leer... 
Un buen libro funciona  o por lo menos para mí, al llevarme a los lugares que se describen, tocar y disfrutar de todo lo que allí se consigna, de la posibilidad de oler y escuchar a las letras entrar y salir.
Pero finalmente, para salir de la ciudad no se necesita hacerlo; qué mejor que irse a un espacio abierto al ciudadano, un lugar donde puedes estar libre en la mitad de la ciudad y así evitar la sensación de asinamiento...