Sentado en una esquina de la
Sala Alterna “Sara Eva Cifuentes” del Teatro Popular de Medellín, con trozos de
papel, hilo crudo, cordones, varillas y una pistola de silicona, Walter Zuluaga
terminaba de pegar las últimas hojas en los vestuarios que se usarían en la
comparsa inaugural de la Séptima Fiesta de Artes Escénicas ese mismo sábado en
la tarde.
La Sala Principal estaba
reservada para las obras que se estaban presentando; Rin Rín Renacuajo, y otras
que se iban a estrenar como El Encandilado.
Desde temprano Walter estaba
en el TPM, y aunque no iba a participar en la Comparsa, fue a ayudar con los
últimos vestuarios que faltaban a menos de tres horas del desfile; el de
arlequín y el de Sancho Panza. Como si fuera poco también debía estar pendiente
de la cafetería, porque Santiago el hermano de otro actor de planta y que siempre
lo reemplazaba cuando él estaba en presentaciones, no había llegado al teatro.
Cortar, pegar, unir, coser y
medir eran una de las cosas que Walter hacía con rapidez. Corría hasta la
cafetería cuando escuchaba que alguien se antojaba o pedía un tinto, un
cigarrillo, unos deditos de queso o una copelia (una especie de cocada). Y
volvía a su tarea principal, terminar los trajes antes de las tres de la tarde.
El espacio cada vez parecía
más pequeño, tantas cosas en el suelo, el desorden, el afán y la ansiedad se
tomaba el Teatro Popular de Medellín, ese que lleva 32 años en
funcionamiento, y que se caracterizó
porque basaban sus obras en cuentos infantiles y comedias cortas; ese teatro
que hoy en día se destaca por sus puestas en escena, vestuarios, actores,
actrices y locación.
Mientras tanto en la Sala
Negra (su nombre tan particular se debe a que una pared y media del salón está
pintada de ese color), se encuentra Astrid Osorio, actriz de planta,
maquilladora, profesora de teatro, productora…”a mí me gozan porque soy la
todera. Vestuario, maquillaje, dirección, montajes, utilería y en todo estoy
yo”.
Una mujer de 30 años
apasionada por el teatro, que le ha dedicado 12 años a él y que participó en la
Comparsa desde la parte plástica, colaborando con algunos vestuarios, tomando
fotografías, y haciendo el acompañamiento
a otro grupo que ella dirige.
Ella, al igual que Juanita
Castaño y Juan Felipe Jaramillo eran los encargados de maquillar a los
personajes que iban a participar en la Comparsa. El tema decisivo fue “Cuentos
infantiles”, Caperucita Roja, el Lobo Feroz, la Bella durmiente, la bruja, el
Soldadito de Plomo, el hada madrina, Rapunzel, Don Quijote de la Mancha, Sacho
Panza y otras 21 personas más eran las que tendrían maquillaje ese día, sin
embargo, resultaron siendo 50 en total con detalles y lentejuelas para darle un
toque fantástico.
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