
La cultura, la ciencia, el periodismo y el arte, han sido admirados por
un público adolescente que aprovecha las comparsas de letras que los impulsan a participar de charlas, conferencias, conciertos y otras actividades para tener unos pensamientos más críticos.
Después de seis ediciones, esta fiesta no deja de
sorprender. Niños, jóvenes y adultos disfrutan de un ambiente lleno de libros,
arte y naturaleza. Una combinación apta para sumergirse en un mundo
completamente distinto y despejarse de los diálogos de paz, el escudo del
derecho a la libre expresión de los Estados Unidos, consumismo, ruido y esmog.
El ‘Bibliocirco’ ha sorprendido gratamente a los
curiosos que se meten en su carpa, con la disculpa de llevar a los niños a ver
una obra, los mayores se sientan expectantes, pero son ellos los que
redescubren un universo fantástico que gozan a la par con sus seres queridos.
Esta fiesta es un motivo más para descubrir los
talentos de la región, la cantidad de libros que circulan y las temáticas más frecuentes
que están expuestas en los diferentes stands. Crónicas, reportajes y perfiles
se destacan; las charlas con periodistas, científicos, artísticas, cantantes,
ilustradores y bailarines.
Por fin se han dado cuenta que el Hip Hop como cultura habla de una forma crítica sobre la sociedad, sin tapujos y sin miedo, las líricas se han transformado de drogas, alcohol y sexo a poesía rítmica acompañado de un blues o unos buenos tambores, le cantan al amor, al odio, al gobierno, a nosotros.
Hablar sobre las culturas urbanas callejeras y la literatura es otro estilo de mirar el mundo.
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