Yo sí creo que existen
preguntas tontas… o bueno estúpidos que preguntan conforme a lo que hay en su
cabeza… Con qué fin afirman con un sonsonete sarcástico que no le temen a nada.
A nadie, le creo ese cuento… ayer podría haber tenido miedo de una familia
resquebrajada. Hoy no doy gracias por eso, pero sí las doy porque tomé fuerzas
y conciencia de muchas cosas que personas de cuarenta o hasta cincuenta años
ignoran.
Muchos preguntan que si es
que no tengo problemas o simplemente critican lo mucho que sonrío la mayoría
del tiempo. Igual contesto sin esfuerzo. Sí, tengo problemas, sin embargo, hay dos
opciones: los estoy resolviendo o me río de mis tropiezos.
Hacer una campaña para
abolir prejuicios sería imponer el prejuicio de no juzgar, pero ojalá el
señalamiento que hoy haces con tu dedo no se devuelva duplicado por mil manos
cuando estés en un estrado. Sé de tus culpas como tú de las mías… ¿Pero acaso
me he atrevido a hablar? no se trata de miedo sino de respeto.
Esos dos términos, ¡vaya que se mezclan! Temer y respetar… Recuerdo cuando los padres golpeaban a los niños por cualquier tontería: quebrar sin intensión un plato, jugar ilimitadamente a las aventuras de concreto, no hacer bien una vocal en el cuaderno… y así creían que con una correa, con una chancla (O en el peor de los casos) con un cable corregirían a sus hijos, este método primitivo infundía el terror que los padres ingenuamente asimilaban como respeto.
Esos dos términos, ¡vaya que se mezclan! Temer y respetar… Recuerdo cuando los padres golpeaban a los niños por cualquier tontería: quebrar sin intensión un plato, jugar ilimitadamente a las aventuras de concreto, no hacer bien una vocal en el cuaderno… y así creían que con una correa, con una chancla (O en el peor de los casos) con un cable corregirían a sus hijos, este método primitivo infundía el terror que los padres ingenuamente asimilaban como respeto.
Incrédulamente hoy, los
términos y los métodos se empeoran: cucharas calientes, puños y hasta puñaladas
“sin intensión” hacen parte de los datos de maltrato. No obstante, es peor aún
que en este país y en muchos esto sólo se queda en datos, cifras… Las
personas no son personas son sueldos, gastos o marranos que han de engordar con
un capitalismo salvaje.
En fin, no la voy con
ideologías ni con limitaciones mentales, la disposición de escoger se supone
que está errante… tú decides cual tomar, claro, “decides” mejor la pongo en
comillas, porque decidir en este país no es una opción es una de las tantas
utopías… como aquella que llamamos democracia.
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