Frío, agua, noche, suspiros,
sonrisas, abrazos y paz…
Iluminarás aunque sea de
noche y la espesa niebla cubra tu figura. Amigos, amantes o novios juegan a
besarse lento y disfrutar del momento, juegan con fuego y no le temen, abren
los ojos y no ven, escriben y no entienden, aman sin saber.
Mientras ella pensaba en él
y con el aliento empañaba la ventana frente a la cual lo esperaba somnolienta,
él tomaba algo para el frío o para el calor o simplemente bebía algo. Ella miraba
el reloj, sufría en silencio la espera. Pasó un gato, pequeño y humedecido por
la lluvia se paró frente a aquel rectángulo que se suponía era la ventana, la
observó con tal detenimiento que casi se humanizó, ese animal se enamoró y ella
de él. Lo dejó entrar, lo secó y alimentó, después de un tiempo se esfumó, se
fue para no volver… ella extrañada, volvió a la ventana.
El viento susurró en su
oreja, sintió un escalofrío y corrió al sofá, se acostó, llenó su copa de un
vino color sangre toro, bebió un sorbo, lo saboreó lento, miró el color y las
pequeñas burbujas que se formaron tras haber bajado con brusquedad la copa. Sonrió,
fue feliz y durmió esperando al hombre que nunca llegó.
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