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Frases (39)

miércoles, 17 de abril de 2013

ÓBITO


Silba el viento y aúlla su soledad… uno, dos, tres campanazos da aquel reloj de la vida. Cuatro, cinco y seis los pisos de su edificio han sido desalojados y sólo queda ella. Teme irse,  teme volver a fumar, teme tantas cosas que ya ni vive.

Esa mujer apática y caprichosa está sintiendo cosas que los otros no perciben. Irónicamente la soledad nunca está sola, ella lo sabe y lo disfruta. Abandona cuerpos para poseer otros, ataca a quien más frágil se encuentra, sonríe oscuramente en las tinieblas de la mente y por supuesto grita impotente cuando otro ser ocupa su puesto.

Siete, ocho, nueve imágenes tiene en su mente, su niñez reducida a pequeños flash back que ni si quiera son claros, medio borrosos y velados buscan un rostro… tergiversado y somnoliento, opacado por el tiempo y corrugado por el sol… un momento, la cara que busca se refleja en un espejo roto y sí… es el que busca, ella está buscando su propio rostro.

Ya no se conoce ni se afana por hacerlo, ha dejado que su cuerpo lo consuma Chronos y él se empecinó en hacerlo casi fulminante, disminuyó su belleza física, absorbió la energía que nunca demostró pero que poseía.  

Es así como ella, deseó y casi suplicó que la apoderara Tánatos, él vehemente la tuvo en sus brazos y la soltó estrepitosamente haciendo que despertara de esa pesadilla anhelada, ahora sólo le queda contar… diez, once y doce... su tiempo se acabó, por fin el cuchillo fue apretado con tal fuerza que el piso tomó los sorbos necesarios para agotar una vida. 

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