- Siéntate
y escucha atentamente. Cuando creas pertinente da tu opinión pero no antes ni
después, sólo espero que sepas utilizar tu tiempo de intervención ya que no
supiste utilizar el tiempo para cultivar una buena relación…
Manipulas
todo lo que hay a tu alrededor, crees que todos somos marionetas, que nos
quitas y nos das sentimientos que no poseemos. Mal muy mal, tú no eres quién
para arrebatarme lo que ya es mío. No pretendas hacerte de nuevo la víctima, no
eres más que la victimaria, una muy buena actriz, todo hay que reconocerlo pero
esas lágrimas de cocodrilo ya no convencen a nadie, ¿quieres ser un saurópsido?
Te queda mejor el dragón de komodo, se alimentan principalmente de carroña,
también cazan y tienden emboscadas a sus presas…
Ella
interrumpe… creo que estás yendo muy lejos con tus acusaciones, no hago más que
velar por el interés de...
- ¿Interés?
¿Interés de quién? ¡Ah sí! El suyo, usted solo quiere abastecerse por medio de
los demás, succionarlos, absorberlos y botarlos. ¡Lógico! En eso se ha basado
su vida. Pobre de aquel que la rodea. Nunca hubiera imaginado que llegara tan
lejos, pero ya ve, la imaginación a veces se queda corta ante una arpía de su
calaña.
Se escuchan
unos sollozos, unos hondos pero ficticios suspiros.
- Miles
de recuerdos y ¿para qué?, años desgastados en una mujer que no valoró nada de
lo que hice, todo le parecía poco. Lo que con esfuerzo cultivé lo derrochó en
fiestas, parrandas y bastardas salidas con supuestas amigas que tenían entre
sus piernas lo que más valora de un hombre…
- ¡No
más! No tengo por qué escuchar sus señalamientos, usted no es nadie para
meterse en mi vida, yo hago con ella lo que quiera…
- Se equivoca
muchachita. Yo no me meto en su vida, simplemente le abro los ojos a ver si por
fin despierta y reacciona. Entienda que ya en sus manos no depende sólo su vida,
comprenda que ya hay alguien que ve los ejemplos que le está dando. Verla con
uno y con el otro le causará un mal. Pero claro, acá si estoy perdiendo mi tiempo, hablando con una persona que tiene cuerpo de mujer pero no ha estrenado su cerebro. En sus ojos ya no hay brillo ni un alma pura que ver; en sus ojos hoy sólo veo
billetes de diferentes denominaciones… y claro, eso es lo que verdaderamente le
interesa… Una mujer hueca y plástica, un modelo más de consumismo, una perfecta
elaboración de maquina tragamonedas…
Ella
furiosa piensa en irse, porque sabe que todo lo que escuchó es real y sí, la
verdad duele más que una mentira pero cala en los rincones más escondidos del
subconsciente. Atormentada se dirige a cruzar la puerta, pero antes lanza una
mirada certera, lo inspecciona, y lentamente dice: ¡Necesito plata y sé que
tiene!