Sentir
que en cada beso dejas un puñal.
Sentir
que por cada abrazo alguien morirá.
Sentir
que cada lágrima enloda esa tierra árida de tu rostro.
Sentir
ese nudo en la garganta que te aprisiona el alma.
Querer
decir lo que sientes y no hacerlo por tu estúpido miedo a verte frágil.
Tomar
de la mano a esa persona añorando que todo esté bien, pero sabiendo que en el
fondo ni sabes por qué estás destrozada.
Siento
que no puedo avanzar, es el miedo el que ha acojonado mi camino, miedo de avanzar,
de fracasar, de envejecer, de no volver a ver. Miedo de ignorar y ser ignorado,
miedo al amor, miedo al dolor, miedos y más miedos…
Es
hora de desnudar el alma, esa tan coqueta y miedosa, esa que nunca se ha
quitado una prenda, esa misma que todos creen conocer pero que nadie ha visto.
Es hora de demostrarle al cuerpo quien es la que verdaderamente maneja sus
estados de ánimo.
Cuerpo: estás
un poco sucia y enlodada, nunca has lavado tus prendas, nunca he visto que
escondes, nunca has dejado que te conozca… que tal si lo hacemos ahora.
Alma: no creo que sea
conveniente, no rebelo nada sobre mí… pero te confieso que esto pesa más que
cualquier cosa, me veo harapienta y me siento desordenada. Me refugio en ti
cuando siento que es tiempo de liberarme.
Cuerpo: por
tu culpa es que mis ojos lloran, mi voz enmudece y la garganta no deja pasar
siquiera una gota de saliva… es por ti que sufro
Alma: lo sé… ¿y crees que
lo disfruto? No, a mí también me duele, saber que no recibirás de nuevo esos
abrazos que a mí tanto me llenaban, pensar que tus oídos no volverán a escuchar
esa voz que tanto te gustaba y sobre todo tu cerebro y corazón… ellos, ellos
son los que más han sufrido, tu neuronas estás absortas y tu corazón día a día
llora, casi al punto de que creo que en él ya no hay sangre sino agua salada.
Pobre corazón, pobre tú que por mi culpa has tenido que correr con el peso de
los años, con el peso de los recuerdos, de los triunfos y fracasos.
Cuerpo: a ti
nadie te ve y puedes decir y pensar lo que te plazca, soy yo a quien señalan,
por ser alto o bajo, por ser delgado o gordo, por tener tal cosa o por no tener
nada. A ti nadie te juzga, a ti ni siquiera te diferencian, nadie sabe lo que
guardas y yo soy quien da la cara. Es hora de que hables por ti misma, que me dejes
en paz; si es necesario vete pero déjame descansar, quiero dormir tranquilo,
quiero descansar, quiero reír de felicidad y no por aparentar. Quiero beber,
comerme las nubes de nuevo con miel, quiero correr y correr sin temor a
desfallecer, quiero tantas cosas… pero por ti he dejado de hacer muchas…
aléjate un poco de mí si es que acaso no me dirás que es lo que escondes tras
tu manto enmarañado de mentiras, verdades, sollozos y llantos.
Alma: por ti me han
escupido, me han ultrajado y adormecido, ¿Qué es el corazón quien guarda los
sentimientos? Ja ja ja. Qué pena abrirte los ojos de tu letargo mental, pero
soy yo quien ha sufrido los golpes que le has dado, soy yo quien guarda los
amores, rencores y dolores. ¡Esto es lo que más pesa! Y sabes algo, no es por
libras, ni kilos es por AÑOS. ¿El tiempo? El tiempo es lo que más pesa. Querido
cuerpo, con los años te darás cuenta de lo que hablo, tú no has sufrido lo que
yo, acepto que tus cicatrices se ven pero las más profundas son las que nadie
observa, por las que nadie pregunta, por las que todos obvian.
Cuerpo: a mí
los años me pasan, no ves que todo lo que sube algún día baja, ¿crees que eso
me enorgullece? ¿Crees que la gravedad juega a mi favor? Pues no, la gravedad
no juega a favor de nadie. No te hagas la sufrida que puede que tú guardes los sentimientos pero soy yo quien
tiene que aguantar los señalamientos, que mis cicatrices hablan por mis
tropiezos y que me enorgullece ser lo nadie quiere. Nuestra dueña es una mujer
pequeña y robusta, ella es quien nos tiene a ambos, ella es quien llora en
silencio de vez en cuando, pero cuando lo hace es porque lo siente porque tú
estás molestando, porque tú le pesas, porque tú la invades…
Alma: ella es una cobarde
Cuerpo: ella
lo acepta, ambos lo sabemos… pero siempre intenta ser mejor, intenta corregir
sus esos errores, intenta tener una sonrisa…
Alma: (interrumpe) ella es
una hipócrita, tiene miedo de todo, yo lo sé mientras tú lo ignoras… ella
quiere ser fuerte pero no puede, el peso de los años la están haciendo
tambalear más que de costumbre, por eso tú estás tan débil, por eso ahora la
comprendes… te has dejado permear por sus miedos… ahora yo cargo con dos
miedosos, con dos estúpidos fatídicos, con dos soñadores, con dos escritores…
ahora son dos contra uno… vaya pelea.
Cuerpo:
para una pelea sólo se necesitan dos, yo no estoy dispuesto a hacerlo, pero
sabes… que ya sé que escondes, escondes
M I E D O, por eso eres agresiva, por eso te hermetizaste, yo sé que te
han herido y sé porque lo he vivido, pero es hora de “reír cuando puedas y
llorar cuando lo necesites”.
mmmmm tal peso del cuerpo y tantas cicatrices en el alma no son capas de soportarla un humano ..... ja pero que digo si casi todo los humanos los tenemos lo que pasa es que no se ven. supongo que hay que aprender a vivir con ellas :(
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