Y
hoy quise encontrarme conmigo misma esperando conocerme un poco más, estoy
caminando a paso lento y no, no es seguro. ¿Quién dijo que los pasos que damos
son seguros? A veces el camino parece ser el indicado, pero siempre cruzamos
por senderos que no van a ningún lado.
Hoy
entiendo qué es el cargar con el peso de pocos años, recuerdo cosas que debería
olvidar y olvido cosas que quizá son o fueron importantes. ¿Mi memoria? Una
telaraña enmarañada que busca la luz en pequeños folios guardados bajo llave,
que ni yo misma sé cuál es la clave. No soy escritora ni mucho menos poeta,
sólo estoy aprendiendo a confesarme bajo un papel y lápiz, que tal vez suene
bonito y agrade, vale, pero esa no es mi mayor intensión.Estoy
aprendiendo a ver, mirar y observar; entender y comprender, casi nadie
diferencia esas palabras, sí, existen sinónimos pero las raíces no clarifican
lo mismo.
¿Quién
soy? Creo ser un lobo en un rebaño de ovejas, que tengo mil problemas por no
pensar como ellos piensan, que algo que
me pesa es no tener el apoyo que se espera de una madre y perder un padre en
manos de una arpía. Sin embargo, la vida, el destino o lo que sea me ha
mostrado el camino de otra forma, con tropiezos, pendientes, escaladas y
agujeros, pero ante todo mostrar una sonrisa a pesar de lo que se lleva dentro.
¿Álter
ego? Nada de eso, quizá más bien hipocresía conmigo misma, creo que uno de los
temores constantes es verme débil, pero bueno así soy, no soy quién para
juzgar a los demás. ¿Mi problema? Esperar que otros actúen como yo lo haría;
todos somos unos iceberg, todos ignoramos lo que el otro guarda, no sabemos las
razones por las cuáles actúa pero sí pretendemos señalar cuando lo hace.
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