<No estoy en las nubes pero sé volar>
Trascendental y algo histriónica, poco convencional, visual,
terca y algo cuerda. Amante de los libros, el cine, el cielo, el viento, de los
detalles pequeños, de los besos robados, de los abrazos fugitivos y los silencios
sepulcrales.
A veces se excede en cuánto dar, demostrar y sentir. Se
encapsula en burbujas ficticias, en mundos que pinta con acuarelas que humedece
con lágrimas, sus colores a veces se distorsionan, al igual que el enfoque y la
percepción de los objetos, es un problema que ha evolucionado en sus ojos
marrones con el tiempo.
No olvida, los errores, con facilidad, pero su memoria se
limita al momento de recordar un olor o un rostro. Escribe sus sueños y
pesadillas, se remite al lápiz y el papel para evocarlos; también plasma las
noches en las que lo vio… Y supone, plasmará la noche en que sus caminos se bifurquen,
en el que el destino cumpla lo prometido en alucinaciones premeditadas, pero
con seguridad escribirá sobre ese deseo casi insaciable y tal vez fulminante de
seguir tomando su mano.
No hará daño, ni cortará alas, simplemente acudirá a la
lógica de los acontecimientos, a entender el principio del 1 y el 2, a huir
cuando ame con locura pues este no será correspondido, a gritar en silencio, a
amordazar los sentimientos y marcharse rápida pero sigilosamente….
“Las palabras son vida”, recordó la frase de un tal Max,
personaje judío de aquella película que le movió las fibras.
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