Tiempo de destilar letras
acumuladas en algún rincón del cerebro. Hora de poner en marcha lo que el
tiempo trae... La causalidad pesa más que la casualidad, eso siempre lo he
tenido claro; Estímulo/Respuesta, Acción/Reacción... La energía fluye dependiendo
de lo que la dejes hacer.
No tengo la experiencia de los años, pero sí la de los errores, tropiezos,
raspones y golpes; de una familia disfuncional, de ex parejas, de ex amigos, de
momentos y recuerdos.
Porto orgullosa cicatrices y marcas sólo porque son símbolos y trofeos de
batallas ganadas, rayo y pinto mi cuerpo sin pensar que soy un lienzo,
simplemente lo hago por veneración al arte, por simbología y no para que
pregunten qué significa.
Soy terca y caprichosa, la niñez me forjó así, pero la adolescencia me mostró
que con berrinches no logro lo que quiero, mas sí con esfuerzo y sudor. El
cigarrillo ha debilitado la fuerza de mi voz pero los esferos y las hojas me
han soportado más que las cuerdas vocales. No tengo ínfulas de escritora sólo
que, como empecé este escrito, destilo palabras que están en algún lugar de este
cerebro.
Colecciono recuerdos, suspiros, lágrimas, sonrisas; colecciono escritos,
caricias, partidas, huidas; colecciono esperanza, sueños e infiernos; tal como
Dante fundo avernos... Camino por vías sin retorno, procuro olvidar los dolores
y traiciones, pero si lo lograra ¿Qué escribiría entonces?
¿Sobre amor?
¿Sobre utopías?
¿Para qué?
¿Para qué arruinar corazones vírgenes?
¿Para qué traumarlos tan rápido sin con el pasar de las horas exclaman:
"Te amo"; en la habitación de un hotel de mala muerte sólo por un
efímero orgasmo que finalizará la tal velada con un cigarro, un cenicero y un
hasta luego?
¿Para qué quitar y castrar experiencias?
Cada quien vive y aprende a su manera, cada uno baila al son de la música que
le guste; sin embargo, al final, con el pasar de los tiempos... como en el
ajedrez, todas las fichas vuelven a la misma caja.