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martes, 6 de noviembre de 2012

“Quiero que me des una planta para ponerla en el vivero de mi parque”


En Colombia el trato al medio ambiente, no se tiene como cultura, de hecho, solo sale a colación en algunas empresas que buscan Responsabilidad Social Empresarial, una que otra promesa electoral y cuando ven lo que está ocurriendo con los ríos, la fauna y flora del país.

El consuelo es que no todos pensamos así, unos sólo hablan del cuidado al agua, a los animales y otros a las plantas. Esto es lo que se percibe hoy en la ciudad.

En el paisaje del barrio Carlos E. Restrepo, ahora, a parte de una compostera, parques infantiles, lugares de esparcimiento y edificios, se ve algo nuevo… algo innovador dentro de toda la ciudad  que se convirtió en un punto de encuentro…El primer vivero en espacio público.

Después de protestas, reclamos, cartas  y asambleas el barrio tuvo su vivero, los niños intrigados en la nueva infraestructura que se encuentra entre el bloque 12 y el bloque 14, más específicamente en El Parque de las Areneras, (que por la noche toma el nombre del Parque de la Botella) curioseaban por los balcones y mientras jugaban en los columpios, finalmente se dieron cuenta de qué se trataba.

Simón, es un niño que vive en el bloque 15, su familia se había resistido a la realización de vivero por las experiencias que se tuvieron cuando empezaron a crear la compostera, debido al mal olor que ésta emanaba por los gases que salían de ella, sin embargo, la inocencia del niño lo llevó a pedirle a su abuelo una planta, el abuelo asombrado le preguntó con qué fin y el niño con una sonrisa le dijo “quiero que me des una planta para ponerla en el vivero de mi parque”, atónito el hombre, decidió darle una.

Entre tanto algunos habitantes del sector seguían con su impedimento, es claro que el olor que sale de un compostera puede ser desagradable, pero nadie dice nada cuando el esmog invade la ciudad, o peor aun cuando se rebelan al tener un día sin carro.

El sábado, 12 de mayo de este año se inauguró el vivero. El proyecto se inició por medio del presupuesto participativo. Santiago Ruíz, director del proyecto y que junto a la Corporación Visión Verde hicieron el diseño y las pruebas necesarias para ponerlo en funcionamiento tendrían la responsabilidad de mostrarlo a la comunidad.

Luego de que se realizó esto, pocos de los funcionarios que inauguran un proyecto vuelven a saber de él, pero este caso es diferente. Santiago a pesar que hoy en día tiene otro cargo (Asesor de Eco Huertas de Medellín), se sigue preocupando por cómo va el vivero, qué se necesita y quiénes están vinculados seriamente a el vivero.

La inversión de proyectos como estos tiende a ser relativamente baja a comparación de la que deberían hacer en cultura, educación y los diferentes clúster de la ciudad. Un total de seis millones de pesos fue lo que se invirtió para la realización de este plan, con ese dinero se hizo el invernadero, se trajeron las plantas, los abonos, la tierra, entre otras cosas. Finalmente se hizo la entrega de 150 plantas, 75 ornamentales y 75 aromáticas.

Una de las cosas por las que temen algunos funcionarios del país en invertir en una obra y es que el descuido de los ciudadanos llegue a tal punto de la desolación de la misma y el daño por parte de desadaptados. ¿Cuánto dinero no se ha perdido en construcciones sin sentido ni siquiera estético? ¿Cuántas obras no se ha dañado al poco tiempo de inauguradas, porque no era lo que se pedía para la comunidad sino lo que los funcionarios creían “más pertinente”?

Sin embargo, el vivero tiene muchas personas que se preocupan por él, pero Nubia Moreno, Raúl Vásquez y Doris Ríos son quienes han trabajado por el buen mantenimiento del mismo, además, están poniendo en marcha otro proyecto para que el vivero no sólo se quede como algo más dentro del paisaje sino que se valore y se respete.

Se trata de “Mi bitácora ambiental” un plan que nació para trabajar con los niños, con el fin de convertirlos en futuros líderes. La idea es sensibilizarlos utilizando el arte.

Canciones y manualidades serán las protagonistas de este proyecto, que por primera vez se realizará en la comuna, es una especie de formación de escuela de líderes, enfocada en el cuidado del medio ambiente. Aprovechando el vivero se enseñará cómo cuidar una planta, qué se necesita para la preservación de ésta y cómo se puede ayudar para no contaminar más el entorno.

El vivero tiene varias actividades a parte de vender. Está el servicio de “Guardería de plantas”, si alguien quiere irse de paseo y se preocupa por el futuro de sus matas puede dejarlas en el vivero y allí se encargarán de cuidarlas.

También funciona el “Proceso de adopción”, con el fin de que el vivero crezca, los interesados pueden llevar plantas y crear una especie de viveros satélites; si los que adoptan tienen una finca o un balcón pueden sembrarlas y los resultados se llevarían a más lugares, así el vivero del barrio se convertiría en un vivero madre.

Estos proyectos se inclinan por la educación al cuidado ambiental, al ser Carlos E. Restrepo una unidad abierta, el lugar se convierte en espacio público y hace que las personas que habitan en él y buscan en él un lugar de esparcimiento protejan el medio ambiente y respeten las Eco Huertas.

Puede que suenen a ideas extrañas y se tilden de locuras mediáticas, pero el respeto que le están tomando a los jardines en ese barrio, me sorprendió gratamente. Están pendientes de las plantas, los helechos, los árboles y las Eco Huertas; los vecinos gritan y llaman al celador si alguien está arrancando hojas, o quitando los frutos de las huertas, se creó un sentido de pertenencia que debería crecer en toda la ciudad.

Entonces ¿Qué esperas para hacer algo por el medio ambiente?

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