Respira, sonríe y haz como
si nada pasara. Besaste otra boca, tocaste
sus manos, la abrazaste y mimaste… bien, lo acepto. Duele, pero me puse en tus
zapatos, vaya que son grandes, mis pies no tocaban el fondo así que los rellené
con lágrimas, bastante espesas para que no me deslizara sin embargo, me
precipité y caí.
Mujer de vanidades y
sentires, tosca y relajada ha sido lastimada una vez más con el mismo puñal que
ella había entregado, suavemente rozaste mi cuello. ¿Cómo es posible que
alguien te haga daño sin ni siquiera tocarte? Eres un gran comediante y
titiritero, te recuerdo que hay muchos juguetes en el suelo, con ellos puedes
jugar a ser su dueño; conmigo… conmigo te equivocaste y no voy a seguir en mi
papel. Ser la victima no me interesa, me parece que mi rol principal es ser la
victimaria, dejé de jugar con las personas, me di cuenta que puedes confiar más
en una roca, anda, inténtalo es más fácil de manipular y más liviana.
Cuenta hasta tres, te
prometo desaparecer, pero antes de contar susurraré en tu oído mi principal
anhelo… Ya que lo sabes apresúrate a contar, me urge largarme de acá… Conoces
mucho de mí, no me interesa darte de qué hablar, tus palabras son venenosas, sin
intensión de ofender, podrías reencarnar en un dragón de komodo, tienen la misma
afinidad… lengua larga, saliva venenosa y con una pequeña mordida puedes
asesinar.
Yo por mi parte, mantendré
la distancia, tengo rabo de paja y tu eres una hoguera, no quiero quemarme ni
empaparme de ti, ya me unté lo suficiente, es hora de que otras se quemen.
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