Antetítulo: Los enfrentamientos entre grupos armados han ocasionado el desplazamiento de más de cuatro millones de personas.
Subtítulo: Los actos de violencia contra la comunidad. incluyen desapariciones forzosas, ejecuciones, reclutamiento de menores y tratos degradantes, entre otros.
Colombia ha sido un país
golpeado por la violencia durante casi un centenar de años, lo que ha obligado a
un sector de la población a sufrir las consecuencias del desplazamiento, el desempleo,
la falta de oportunidades, los problemas de seguridad, entre otros inconvenientes, que
se viven en un país ubicado como el séptimo más desigual del mundo, según las
estadísticas publicadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE).
Desde el año pasado se
realizan los diálogos de paz con algunos actores del conflicto armado (las
Farc). Ahora, el país se prepara para la firma de unos acuerdos, esos que se
realizaron gracias a la intervención de más de veinte comunidades afectadas, la
Organización de Naciones Unidas y la Universidad Nacional.
Sin embargo, los grupos
guerrilleros en este caso, los directamente relacionados (las Farc) se han
visto envueltos en asuntos problemáticos como el reclutamiento de menores de
edad y adolescentes para sus filas. Esto está catalogado como un crimen de
guerra y de hecho, un crimen de lesa humanidad. Si se comprueba que estos
grupos guerrilleros sí reclutaron menores, este delito entraría al grupo de
infracciones que no pueden ser indultados ni que pueden ser perdonados
fácilmente, así lo expone Miguel Silva Moyano, docente de Ciencias Políticas de la Universidad Pontificia
Bolivariana y magíster en
Seguridad y Defensa Nacional.
En los últimos 12 años el
Gobierno colombiano ha atendido a más de 5.000 niños que abandonaron los grupos
armados, en su mayoría de las Farc, y alrededor de 500 menores, están en
orfanatos especiales para niños y adolescentes ex militantes de grupos
rebeldes, señala un informe del Washington Post del presente año.
Cabe resaltar también que
existen dos tipos de reclutamientos: el de milicianos y el de encuadrillados.
El primero hace referencia a los niños que están mucho más vulnerables, debido a que “juegan”
entre la legalidad y la ilegalidad. Estos son los que llevan municiones,
avituallamientos y la logística necesaria para los guerrilleros, eso implica que
los menores están expuestos completamente a todas las acciones que puedan
surgir en medio de la guerra.
Y el segundo, somete a los
niños a ser entrenados, uniformados y armados. Niños entre los 10 y 15 años que
son llevados a la fuerza de sus hogares
para empezar a hacer parte de estas filas.
Las Farc se han encargado de
convertir la guerra en un asunto atractivo pues, a esa edad se busca la
movilización y aceptación social, además, de la remuneración salarial por hacer
parte de estos grupos armados, señala Silva.
Tras este tipo de
problemáticas, han surgido en Colombia diferentes organizaciones, procesos y
proyectos con el fin de construir un país con una poderosa sociedad civil en
contra de los grupos armados al margen de la ley, uno de ellos es el “Proceso
Nunca Más” que se consolidó a mediados de los años 90. Éste tenía como objetivo
principal hacer una denuncia nacional e internacional de las violaciones a los
derechos fundamentales y a la impunidad a la que eran sometidos tales actos.
También surge el Centro
Internacional de Justicia Transicional que pretende ayudar a sociedades en
procesos de transición a enfrentar las consecuencias de la violencia,
proporcionando medidas judiciales y políticas para la reparación de las
víctimas del conflicto.
Sin embargo, en un país que
sólo empezó a aceptar que existían víctimas, y entre ellas los menores, en el
año 2011 con la expedición de la Ley 1448, donde se dictan medidas de atención,
asistencia y reparación a los afectados por el conflicto armado interno.
Finalmente, “uno de los
mayores problemas está en la sociedad colombiana y el gobierno nacional ya que
pareciera que quisieran hacer el proceso de paz sin importar el reclutamiento
de menores y las violaciones a los demás derechos fundamentales”, concluye Silva.
Estas temáticas no se han
hablado, no están sobre la mesa, y es mucho más complicado cuando las Farc ya
han ganado posiciones en otros temas. De esta forma es muy difícil que acepten
que cometieron crímenes de lesa humanidad, debido a que implicaría
necesariamente que tienen que ir a la cárcel.
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