Antetítulo: El Hip
Hop, una vía cultural adoptada por jóvenes
Subtítulo: “Soy
el carro, el collar bomba y el ingenio de sicarios, soy la TV nacional que nos
enseña cómo ser capos, yo soy un guerrillero con un ideal de lucha, que usa un
lápiz como arma y la voz que el país no escucha”. Kabe a.k.a Alfa (Rapero de
Medellín).
Colombia
es un país multicultural y a la vez violento. Una mezcla no muy favorable para
la propia comunidad y para los extranjeros; aunque existe una constante lucha
por parte de los diferentes actores sociales que quieren resaltar la alegría y el
entusiasmo de su gente.
Sin
embargo, en el informe de la tasa de homicidios en la ciudad de Medellín,
publicado por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, se
destaca el aumento del 21,2% al compararse los dos primeros meses de 2013 con
respecto al 2012. En ese periodo de 2012 se registraron 165 asesinatos y en el
2013, 189, lo que acrecienta en 24 los homicidios.
Uno
de los principales actores armados, en las comunas de Medellín, son los combos
a donde llegan los jóvenes buscando inclusión social y un grupo que los acoja.
La Comuna
13 (San Javier), estigmatizada como una de las más violentas, está bajo el
dominio de los combos delincuenciales, pero se ignora que es una de las que más
movimientos socio-culturales tiene en la ciudad.
La
Biblioteca de San Javier, creada el 16 de noviembre de 1984, tiene como fin ser
un lugar de encuentro para la cultura y el entretenimiento, según el informe de
la Red de Bibliotecas Públicas de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y
Museos del municipio de Medellín.
Coincidencialmente
en el mismo año llegó a Colombia la primera generación que hacía parte del
movimiento Hip Hop. Éste nació en los barrios populares de Estados Unidos y se
caracterizó, desde sus inicios, por su forma de expresar las inconformidades
sociales; convirtiéndose así en el referente de las comunidades afroamericanas
y latinoamericanas, principalmente.
Óscar
Leandro Arango Posada, abogado y gestor social del Colectivo Artístico Popular
Cultura y Libertad se refiere al Hip Hop como “una expresión artística que
logró crear un lenguaje universal, como lo hizo el movimiento contra la
invasión estadounidense en Vietnam, para inspirar y movilizar poblaciones, que
si bien se encuentran a enormes distancias geográficas, han vivido historias
similares”.
Aunque
el Hip Hop cuenta con cuatro elementos principales: el Mc (cantante), el Graffiti (pintura), el B.boying o Break Dance (baile) y el Dj
(mezcla musical), en Colombia el movimiento como tal llegó por
medio del baile.
La
Biblioteca Pública Piloto, creada en 1952, fue uno de los lugares que desde
1984 promovió las reuniones de los hoppers,
permitiendo que el movimiento se fortaleciera. Los b-boys y grafiteros se encontraban allí para compartir la música
nueva que venía principalmente de Estados Unidos, los nuevos pasos de baile;
las maneras de vestir, pensar; y los estilos y formas para pintar.
Casi
tres décadas después, éste lugar sigue teniendo gran importancia dentro de la
cultura, pero ya no es la única. La Biblioteca de San Javier “Jorge Valladares
Campos”, se convirtió en uno de los puntos de encuentro para eventos artísticos
y culturales.
Allí
entrenan diferentes grupos como Atomikos,
Infinitos Crew y Cowboys Crew. a este último pertenece Andrés Posada Villa,
conocido como B.Boy Exter, nombre que
decidió usar debido a que su trayectoria en el Break Dance empezó en el 2009 y la evolución que ha tenido ha sido
tal que le recomendaron “exterminador” pero él decidió acortarlo. Posada Villa
vio inicialmente esto como un hobby, pero
ahora es su estilo de vida.
“El Hip Hop salvó mi vida”
El 19
octubre de 1998 Fabián Muñoz Puerta, conocido como “Luguer”, un rapero del
grupo “La Voz”, estaba en una casa del
barrio 20 de Julio, junto con siete amigos tomando licor, escuchando música en una grabadora negra de parlantes oxidados.
Esa
noche decidió ir a su casa con su amigo Miguel Ángel para conseguir dinero y
seguir la fiesta. Caminaban por la calle donde quedaba la cárcel de mujeres el
Buen Pastor. De la nada salieron dos encapuchados que los acusaron: “¡Ustedes
son milicianos!”. Ellos lo negaron y suplicaron que no les hicieran nada. A Miguel
Ángel le pusieron un arma en el cuello y sin protocolos dispararon sacándole un
ojo, su cuerpo se desplomó. El otro hombre le apuntó a “Luguer” y con la cacha de una pistola le
reventó la boca; sin dejarlo tomar aire se la abrieron, introdujeron el arma y dispararon.
“Me hubiera podido quedar perfectamente de pie, pero me dejé caer para que no
me dejaran como un colador”, asegura hoy.
Con
un pedazo de camiseta rasgada “Luguer” intentó detener la sangre de la boca. Miguel
respirando con dificultad, le dijo, como pudo, “parcero no me deje morir”. “Luguer”
no se sentía débil así que decidió cargarlo.
Caminaron
haciendo paradas en cada poste esperando que alguno de los taxis que pasaban
los recogiera, pero no fue así. Lograron llegar a la Unidad Hospitalaria de San
Javier, entraron a Urgencias pero nadie se alarmó, así que decidieron esperar.
Minutos después llegaron los papás de “Luguer”, quienes decidieron llevarlo a
otro hospital, tras ver que allí no eran atendidos. Nueve horas más tarde en el
Hospital Pablo Tobón Uribe, una cirugía reconstructiva máxilo facial fue el
resultado de un tiro a quema ropa en la boca.
Durante
siete meses se encerró en su casa, atado por el miedo y el deseo de venganza.
Sin embargo, prefirió optar por escribir todo lo que sentía y hacer en
canciones lo que ocurría en su Comuna, la 13, específicamente en Villa Laura.
Así llegó al Hip Hop, y este salvó su vida.
Más que un género
No
es necesario ser un observador vehemente para ver la presencia que el Hip Hop
está tomando. Muros pintados, notas informativas en los medios, mini
dramatizados en la televisión, tomas culturales, eventos y conferencias están
siendo parte de la cotidianidad de niños, jóvenes y adultos que se apasionan
por el arte y el ritmo de este género urbano haciendo oposición al contexto
violento que hay en la ciudad.
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