Ella
sostenía un lápiz intentando retratar las cosas que había en su mente, buscaba
plasmar esos rostros y enfrascar sentimientos para guardarlos en una hoja de papel
y quemarlos al instante. Buscaba soñar nuevamente con su calma, clamaba a
gritos mudos la paz que faltaba en su alma.
Diálogos
nocturnos consigo misma no resolvían el problema, se cuestionaba diariamente
qué sucedía con su vida, pero la respuesta era la misma… no lo sabía. Suspiros hondos
se perdían en tragos de un café amargo, frío y algo espeso.
¿Su vida? Una
película, como la de todos… ¿Su cuerpo? Imperfecto, como el de todos… ¿Su
mente? Revuelta, confusa, difusa, ahogada, rayada… y ni qué decir de su
corazón. Ni ella misma lo había vuelto a escuchar latir como antes, debía ser por
la coraza de acero que lo recubría luego de que la lastimaron, o quizá nadie se atrevió a sobrepasarse llegando al punto de entrar en él.
Noches
enteras, colillas, vasos, trastos, ella… susurraba palabras que nadie oiría,
trastornada por su soledad invadida de gente decidió internarse en un rincón de
su habitación. Quizá ella sólo lloraba queriendo expulsar los demonios que
tenía dentro, lo que no sabía era que ellos desde hacía mucho tiempo dejaron de
albergar ese cuerpo.
Me encanto!
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