En
una mecedora contaba su historia de amor con lágrimas en los ojos, mientras observaba
una servilleta donde él le había escrito por primera vez un te quiero sincero y
se tocaba lentamente la cara ahora con arrugas, el hombre de sus sueños lo
había hecho tres años antes… por cuestiones del destino o un simple descuido
murió tras una operación a corazón abierto.
Hoy,
exactamente tres años después de su pérdida recordaba todo lo que pasó con él.
Claro que le dolía pero haciéndolo revivía una que otra sonrisa de las más
brillantes que han existido. Sus nietos se sentaban pacientemente a escucharla
sin hacer preguntas para no interrumpir la secuencia de sus historias.
- - Él
era un hombre fantástico, él me hizo caminar por horas tras una aventura
ficticia, pasando por montañas, lagos y recuerdo muy bien que buscábamos el
final del arcoíris que ese día se había posado encima de nosotros. Me tomaba de
la mano y el tiempo se detenía, ese día nos dimos como anillo de compromiso
unas pequeñas plantas que estaban junto a la sábana que pusimos para descansar.
¡¿Ay
hombre bello, por qué te fuiste?! Le dijo a los niños que entraran para tomar
las onces y subió a toda velocidad, bueno con la misma que una persona de la
tercera edad logra subir al segundo piso sin ser vista por alguien. Se escondió
en su cuarto y saco un pequeño baúl que estaba escondido detrás de una ropa, lo
abrió… en él tenía muchas fotos, cartas y confesiones pero también tenía un
pequeño cuchillo. Que en instantes se sabría con qué finalidad lo tenía… ¿Abrir
sobres? ¿Pulir los bordes de las fotografías?
No,
un corte y acabaría con aquel sufrimiento infame que por la negligencia de un
médico, había perdido su ser más preciado y así volvería con su hombre amado y
sería completamente feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario