Unos cuantos sorbos de vodka fueron necesarios para que ellas confesaran sus secretos más íntimos, esos de los que sólo sus cuerpos eran testigos y que ni siquiera la memoria era capaz de recordar en su sano juicio.
Entre sonrisas, pómulos sonrojados y brindis salieron a flote varias cosas:
"Yo amo en silencio", "odio abiertamente, insulto fácilmente y me hieren constantemente" y una que llamó la atención: "Declaro que si los besos no transmitieran algo más que salivas, las piernas nunca se abrirían".
El silencio se apoderó de la habitación, el reloj se detuvo, ya no habían risas ni suspiros, finalmente una le responde a la otra: "Es más, si en la cama no es bueno, creo que la relación sería tormentosa, no todo gira en torno al sexo pero por lo menos para mí, hay un buen porcentaje de importancia en ello".
Sirvieron otro y otro y otro trago, el ambiente se tornó escarlata, las caricias se apoderaron de la noche, ensimismadas y tímidas se dieron cuenta de sus caprichos y deseos, dejaron a un lado la lógica y los prejuicios y sellaron sus secretos con un beso.
Ebrias planeaban qué decir pero ni siquiera sabían quien se iba a enterar de lo sucedido, así que guardaron silencio, se observaron durante mucho tiempo, leyeron su cuerpo como lo hace un ciego, del pecho de una de ellas salió una espuela negra, ultimando lo que ocurriría luego.
Se amaron por primera vez, la habitación no olía a sexo, sino a un amor puro y sincero, ese que no tiene barreras, que lo acepta el viento y lo ignora el tiempo.
Finalmente uno de ellas asintió con la cabeza, respiró profundamente, se tocó el cuello apenada y se marchó.
Finalmente uno de ellas asintió con la cabeza, respiró profundamente, se tocó el cuello apenada y se marchó.
que profundo! un burdo escrito de poesia se queda corto con la ventana abierta que son estos trazos... simplemente genial.
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