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Frases (39)

jueves, 25 de diciembre de 2014

Sonrisas desde el Ghetto

De niña tenía la concepción materialista de lo que era la Navidad, o bueno diciembre como tal… estrenar ropa, chicanear los nuevos juguetes con los niños de la cuadra y hacer berrinche si no era lo que pedía. Tiempo después fui formando un concepto más familiar por la ausencia de algunos pero hace un año descubrí realmente lo que es la NAVIDAD.

Sonrisas desde el Ghetto se convirtió en esa misión que quiero hacer todos los años, en repartir presentes, arte y sonrisas a familias enteras, esas mismas que para muchos son entes o seres imperceptibles.

Conocer el entorno, la ciudad, los hogares y las personas ha resultado una labor gratificante, no sólo por el hecho de dar regalos sino porque de una u otra forma transformamos el entorno de manera positiva, recibimos las sonrisas más sinceras de almas inocentes que no esperaban tener entre sus brazos un regalo en una fecha como esta.


Los días de recolección, más almas que se suman a esta causa y los ánimos constantes del autor principal de esta idea, Christian Molina, hacen que insistamos en seguir haciendo una maestría en envolver regalos y brindar sonrisas que llenan el corazón. 

martes, 2 de diciembre de 2014

De nada sirve...

Sentada en la absoluta oscuridad y casi jurando que el silencio era total… pensaba mirando a la Luna si todo lo que había hecho se podría haber desvanecido en sus propias manos; meditó unos segundos y asintió con vigorosidad. ¡Sí, lo hice yo y qué! Nunca estuvo de acuerdo, en el fondo, con lo que estaba haciendo; pero se refugiaba en el lema de ‘dejar que todo fluya’, no se preguntó si la fluidez de la corriente era la indicada y mucho menos si lo que hacía estaba fundamentado en los principios y valores que en el hogar le habían enseñado.

Con el tiempo, el peso de su actuar se hacía cada vez menos llevadero, fantasmas del pasado la molestaban, la enfurecían pero a la final ella les agradecía, porque poco a poco se fue quitando de sus ojos la absurdamente gruesa venda  que había puesto sobre ellos… Y es que ¿de qué sirven unos buenos ojos a un cerebro ciego?

El corazón tiende a ser inteligente y sabe elegir, a veces, pero esta vez erró… vilmente. Pasó mucho tiempo para darse cuenta de ello, pero el mismo maestro Chronos le dio señales precisas, concretas y si las pasaba por alto era netamente estupidez…

En los sueños escuchaba frases como: No continúes allí, es una presión tonta la que cargas, no mereces eso, tu universo lo tienes en tus manos no delegues ese tipo de responsabilidades a manos festivas y poco serias…


Luego, todo tuvo sentido… Quizás hay amores que son verdaderos pero no están destinados a estar juntos, quizá brindó más, mucho más, y espero de la misma forma… ¡Equivocación! Hay que pensar con cabeza fría, ser un apoyo pero no dejar que te utilicen como bastón reciclable. 

miércoles, 26 de noviembre de 2014

La mujer en el espejo

Sentada frente al espejo divisaba una figura poco agradable a la vista, su rostro estaba árido, reseco, corrugado… sus labios estaban ansiando un beso que años, muchos años atrás, no probaban… sus ojos sin brillo buscaban desesperadamente a la mujer del cuadro a su derecha, lo observaba y viraba la cabeza nuevamente al reflejo del viejo espejo… no era la misma, había subido mucho de peso, sus senos habían hecho caso a la gravedad; tenía los dientes deteriorados y el cabello hasta los hombros, un mal corte, decía mientras tomaba una peinilla que estaba en la mesa de noche.

Se levantó y empezó a vestirse, lentamente, cuidando que su pantalón no se fuera arrugar, lo subió con dificultad, ya no le quedaba, pero aun así insistió y forzó a los botones a cerrar… se miró y un puchero se resaltó en su rostro, tomó el brasier, aquel que rellenaba meticulosamente con algodón para que subieran un poco los senos, se lo puso… prosiguió con la camisa, holgada, para disimular la piel sobrante por encima del pantalón, la tiró un poco para abajo procurando tapar todo.

Alzó los hombros resignada,  y sin despegar su mirada del espejo tomó su bolsita de cosméticos: sombras en los ojos, rubor en los pómulos y labial. No aplicaba más nada, se acercó a ese maldito reflejo que la atormentaba, lo que veía era real, su imaginación se había deteriorado al igual que su cuerpo.


¿Cómo combatir si la peor enemiga era ella misma? ¿Cómo decirle que lo que veía era hermoso, si los estándares de belleza hasta para las mujeres maduras eran tan plásticos que habían colonizado la mayoría de las personas? Ella era auténtica, realmente imperfecta, una persona real, con defectos y virtudes reales… Ella simplemente estaba vacía porque la realidad no colonizó del todo su cuerpo y se dejó impregnar de un modelo semi perfecto pero no real;  cuando los pies realmente estuvieron en la tierra y sostuvieron lo que su mente sentía, su autoestima cayó al abismo más hondo que podría haber…  se fue al agujero negro queriendo complacer a los demás olvidándose de ella.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Errar, disimular y aprender

¡Ay pues creo que nos perdimos tratando de definir el amor en palabras! Creo que nos desviamos paulatinamente de la finalidad que era ser feliz, le pusimos peros, miedos y celos. Como buenos humanos erramos mucho y somos egoístas al culpar al otro; muchas veces deseamos que el otro sienta como uno y si no lo hace de esa forma dudamos de lo que siente. Creo que pecamos de egocentristas y nos distrajimos tratando de entender lo que los otros veían en nosotros. Nos quemamos en el fuego de un pasaje viviente, entre letras y alcohol vagamos muchas noches, entre pláticas sin sentido y el mundo onírico… en eso quedó todo en ilusiones, sueños… pero bueno, aprendimos a ser más centrados y sobre todo a no confiar absolutamente en la pertenencia a una persona. ¡Nadie le pertenece a nadie! 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Universo

Cansada de ver como lentamente perdía el lugar en el mundo, se trajo a este a la mano y le enseñó que ella debía ser su propio universo.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Cianuro y cicuta

Ella besaba y después mataba, tenía cianuro en sus labios pero recetaba cicuta a sus amantes.

Para ella

Cansada de las invenciones, decidió hacer su propia historia de amor; ya no le importaba a quién hiriera, sólo utilizaba a la gente que carecía de autoestima con el único fin de saciar sus necesidades. Eso para ella era:

a m o r

miércoles, 12 de noviembre de 2014

El colibrí

Y el joven colibrí decidió alejarse del néctar más dulce que probó... Sus alas dejaron de moverse 61 veces por segundo en su posición estática y decidió disminuirlos a 55 para dirigirse a otra flor.

Esperas absurdas

Entre indecisa y pesarosa pensó: es que esperar fidelidad de un infiel es como pedirle peras al olmo

jueves, 6 de noviembre de 2014

RUTINA

Su rutina matutina era simple, se levantaba a las cinco de la mañana, salía a trotar un poco junto a su perro, 45 minutos de zancadas largas y 15 minutos de caminata lenta hasta su casa para reponer el aliento.

Para realizar esto prefería evitar llevar llaves, celular u objetos que lo desconcentraran o le incomodaran, su técnica para no quedarse por fuera, se basaba en dejar las llaves en un hueco que había junto al interruptor de la luz. Al llegar, abría la puerta, sacudía los pies en el tapete, le echaba agua al plato del perro y se hacía un jugo. Se limpiaba las manos y se sentaba plácidamente en el mueble mientras sintonizaba en la radio las noticias.

Siendo las 6:30 a.m. hacía ejercicio con el juego de pesas que le había llevado un pariente años atrás, sus repeticiones y rutinas se extendían hasta las 7:20, e iniciaba otro de sus rituales: el baño.

Antes de entrar, volvía a sacudir sus pies, se los frotaba con una toalla y procedía a ingresar a su recinto de catarsis; se quitaba sus prendas lentamente mientras la iba poniendo en el cajón de la ropa sucia. Al estar completamente desnudo, entraba en la cabina, abría la llave del agua caliente y esperaba a que ésta tuviera la temperatura apropiada, mientras tanto jugueteaba con los pies y las manos hasta que sentía que el agua estaba en el punto que a él le gustaba. Por fin se ubicaba debajo del chorro, hacía círculos con la cabeza de un lado para el otro, luego movía los hombros: arriba y abajo, adelante y atrás… cerraba la llave, respiraba profundamente, tomaba el jabón y frotaba absolutamente todo su cuerpo, luego con agua fría se enjuagaba. Tomaba la toalla que previamente había doblado y puesto encima de la repisa, exclusiva para las toallas, separadas por colores dependiendo del día de la semana; esta vez era verde, el color que representaba el jueves. Se secaba de arriba para abajo, con mesura hacía movimientos en la cara y el cuello luego iba el resto del cuerpo, lo hacía un poco más rápido, cuando estaba completamente seco salía de la cabina.

Con la toalla a medio poner se dirigía a su habitación, se recostaba 10 minutos en la cama y procedía a vestirse, cuando finalizaba le daba la comida a su perro y alistaba su desayuno: avena y frutas.

Todos los días era lo mismo, su rutina finalizaba siempre a las 8:30 a.m. teniendo todo empacado en su maletín, se despedía de su compañero de cuatro patas y se disponía a caminar hasta el alimentador que lo llevaría al metro, 40 minutos hasta su destino final, 6 horas en su trabajo, 40 minutos de regreso y a las 5:00 p.m. volvía a cruzar la puerta de su casa. Sus días se resumían en eso. Contar el tiempo, agotarlo, consumirlo y volver a iniciar la cuenta. Metódico y preciso, siempre con un reloj en la mano, en la sala, comedor, habitación y baño.

Evitaba trasnochar. Antes de las nueve de la noche estaba acostado y dispuesto a conciliar el sueño, ya no hacía falta poner la alarma, siempre estaba de pie antes de que ésta sonara…

El viernes hizo un cambio, pequeño, pero sintió que esta vez no era necesario escuchar las noticias, sintonizó una emisora de Jazz, subió el volumen e hizo que el baño fuera más efusivo, abrió la puerta de la cabina y no le importó el color de la toalla que tomó, salió saltando y en vez de dirigirse a la habitación fue directamente a la cocina, le dio la comida a su mascota e hizo su desayuno. Se vistió mientras bailaba y salió de su casa con una sonrisa.

En el transporte, no pensó en la gente que invadía su esfera y hasta saludó a una chica que le coqueteó, invitó a almorzar a una compañera de trabajo que siempre le había llamado la atención, armaron planes para la noche y todo fue fluyendo de manera armoniosa. Como siempre a las cinco estaba en su casa, pero esta vez la prepararía para recibir a su visita.

Compró unas cuantas velas, comida italiana y un vino Norton Cosecha Tardía, organizó meticulosamente la mesa, con todos los cubiertos y las servilletas de un color que combinara con el mantel. A las 8 debía llegar aquella mujer.

La música ya estaba preparada, organizó unas cuantas canciones para que se reprodujeran automáticamente y de esta forma no interrumpir lo que pudiera acontecer.

Parecía que el tiempo estuviera corriendo más rápido de lo normal, el citófono, el teléfono y el celular no sonaban, siendo las 8:30 el ánimo se vino abajo, las velas ya un tanto derretidas, la comida casi fría y el hielo del vino ya evaporado indicaban que la mujer jamás llegaría. Se soltó la corbata, se quitó los zapatos y se sentó en el mueble.

A las nueve el citófono replicó, un poco desubicado y ya con el peso del cansancio en sus párpados, tomó la bocina; al otro lado, el celador medio tartamudo por el frío le anunciaba la visita de una mujer, él la hizo pasar esperando que ella no tardara mucho y que su estadía fuera corta. Minutos después el timbre sonó.

Sin muchos ánimos abrió la puerta, encontró a la mujer con un brillo despampanante en sus ojos, llevaba un vestido y semi corto de color negro y sus labios tenían un color exquisito, la hizo pasar, le ofreció algo de beber, ella aceptó vino.

Él nunca preguntó el por qué la impuntualidad, le bastó con su presencia, la comida se precalentó y cenaron en la sala, entre la charla se descubrieron secretos, fantasías, sueños, miedos y una que otra anécdota vergonzosa, la mujer pidió otra copa de vino, el sin titubear la sirvió, un poco más llena que la primera, la música se apoderó de sus cuerpos y empezaron a bailar mientras sonreían. Sus cuerpos se rosaban entre las melodías que destilaba el equipo de sonido y con el efecto del vino y la luz que daban las velas que aún estaban encendidas los sentimientos empezaron a aflorar con más facilidad.

Las miradas se hacían más penetrantes, las voces mermaron su volumen y por fin sus labios se cruzaron, el cuerpo de la mujer se veía más suculento y de repente ella subió su vestido y abrió las piernas dejando a la vista su diminuta ropa interior, el bajó la mirada un tanto apenado pero ella lo retó visualmente, le tomó la mano e hizo que él la recorriera de arriba abajo.

Tomaron otra copa de vino y entre besos y caricias el mueble se convirtió en el lugar más placentero de la casa, olvidó el tiempo y el orden, se bajó la bragueta del pantalón y ella descendió lentamente… Lo besó, lo acarició; él extasiado observó a la mujer, mientras tanto, entró en un trance, sus ojos se perdieron y su cuerpo se volvió libidinoso, cayó en el mueble y ella sin reparo se subió en él, sus movimientos eran espléndidos, su cuerpo bailaba al ritmo de la música y  llegaron irónicamente al tiempo.

Ambos saciaron sus instintos, se miraron el uno al otro, ella se levantó, tomó su vestido y sus tacones, se bogó el último trago de vino y se fue sin despedirse. Al otro día él se levantó a las cinco de la mañana, para salir a trotar con su perro, 45 minutos de zancadas largas y 15 minutos de caminata lenta hasta su casa para reponer el aliento…

jueves, 23 de octubre de 2014

¡Nos perdimos!

- ¿Qué te pasa?
- Las personas se van cansando de suplicar un puesto, de rogar un título…
- ¿A qué te refieres?
- A nada, nunca hago alusión a nada. Lo he dicho, lo he gritado, lo he cantado…
- ¡La verdad no te entiendo!
- Y ¿cuándo lo has hecho? O al menos, nunca he visto que te hayas preocupado por    hacerlo.
- ¡Ya no sé qué es lo que quieres!
- Creo que soy como una película de David Lynch, nadie me entiende, siempre acaba mal  pero sé que tarde o temprano querrás  saber más…
- ¡Ahora sí me perdí!
- Ves, ya nos perdimos.

martes, 21 de octubre de 2014

La Escritura

Arrinconada entre la puerta del metro y el vidrio junto a las sillas (lugar que para ella era perfecto) miró hacia la publicidad que ponen en la parte superior, junto al techo... Esta vez no era el jean que levanta la cola o las promociones estúpidas de Flamingo sino que era de esas frases que merecen estar en ese lugar y que la gente la lea las veces que sean necesarias…La vio y asimiló, casi la memorizó decía algo así como: “La memoria es un espejo opaco y vuelto añicos, o, mejor dicho, está hecha de intemporales conchas de recuerdos desperdigadas sobre una playa de olvidos”… Héctor Abad Faciolince, antioqueño, escritor y periodista que con sus ideas y libros ha transformado paulatinamente la percepción de quién leyó esa frase.

Todo el día ella pensó en eso, en la playa de supuestos olvidos, en la memoria desdichada que tenía y sobre todo en tratar de armar rompecabezas de recuerdos, difusos, confusos y la verdad, muy poco nítidos. Hablaba consigo misma, movía las manos y fruncía el ceño, estaba teniendo una pelea con su otro yo.

Subió al metro de la línea B, entusiasmada miró hacia la bendita publicidad… Encontró otra frase… coincidencialmente del mismo autor que la anterior: “Escribo porque mi cerebro se comunica mejor con mis manos que con la lengua”… Una gran sonrisa se dibujó en su rostro, los demás seguramente pensarían que era por algo que había escuchado a través de sus audífonos, pero no sabían que fue esa frase, esas 14 palabras las que identificarían de por vida a esa mujer.


La escritura se convirtió en su pasión, en esa amante insaciable que la despertaba a altas horas de la madrugada para ser acariciada, besada, para ser usada como medio de liberación… La escritura se volvió su vicio, su juicio, su testigo, su crimen…

miércoles, 8 de octubre de 2014

El pendejo

Muere brutalmente la razón por culpa de una cosa que se cree superior: el ego. Este pendejo absorbe el talento, dejando en una nube de estupideces a quien lo posee.

jueves, 2 de octubre de 2014

¿Qué esperar?

¿Qué esperar de la espera interminable de una mentira latente?
¿Qué esperar de aquellos expertos mitómanos que te juran tonterías fijando sus ojos en los tuyos y proclamando bellas utopías?
¿Qué esperar de quienes perdieron su Norte cuando su brújula se estropeó y nunca la pudieron reparar?
¿Qué esperar del supuesto príncipe azul que pintó con anilina sus trajes y con la lluvia mostró sus verdaderos harapos?
¿Qué esperar de su cara sin reflejo, de su alma sin cuerpo, de su vida sin tiempo?
¿Qué esperar del amor enfermizo y patético que se defiende como quien no tiene una causa justa por la cual luchar?
¿Esperar? Ya me cansé de esperar a que pasen cosas que jamás sucederán, me cansé de esperar cambios, pasos, progresos. Me cansé de sólo soñar.
Decido irme lejos por un tiempo, reencontrarme conmigo misma porque me cansé de esperar respuestas que nunca encontraré y “evoluciones” en eslabones perdidos… en cambio he tenido promesas a medias, mentiras enteras, palabras hirientes y señalamientos absurdos.

En conclusión, la espera a veces es sólo cronometrar los minutos que la muerte le quita a la vida… 

domingo, 28 de septiembre de 2014

¿Inmoral?

Ella estaba sentada debajo de un árbol, buscando la sombra que propiciaban sus hojas, tratando de encontrar en el tronco la fortaleza para lo que se avecinaba.

Se quitó los zapatos y con los dedos empezó a juguetear con el pasto húmedo, enterraba y sacaba los dedos de la tierra, poco le importaba que sus uñas se pusieran negras. Se recostó y miró al cielo, en las nubes encontraba figuras, no, de hecho no había forma alguna pero desesperadamente inventaba personajes, animales u objetos. Su imaginación era ágil y pronto desarrolló historias sin final.

Sus pies seguían moviéndose, tomó de su bolso una botella de agua, bebió dos o tres sorbos y volvió a guardarla, se secó los labios y pensó en él… zarandeó la cabeza y su atención volvió a las nubes.

Se quedó unos minutos suspirando y de repente se sentó, volvió a hurgar su bolso pero esta vez sacó una libreta y un esfero. Decidida a confesarse inició su escrito.

Es común que escribamos sobre amores y pasiones pero se alarman cuando ven la palabra sexo y más si es una mujer la que la emplea, lo más extraño es que las que más se sorprenden y se sonrojan son las mismas mujeres, es como si ellas no pensaran en eso, científicamente no tanto como los hombres pero sí lo hacemos, y con constancia.
Me gusta hablar de eso, no veo por qué no hacerlo, ¿es acaso irreverente?, hay humedades, por agua, licor, besos, caricias… Hay humedades donde el amor está de luto y la perversión se posiciona, donde las piernas se unen y terminan en gemidos. Hay sequías en abrazos, en palabras y miradas ¿por qué no humedecerlas con algo de sexo casual?
No soy una monja ni tengo pretensiones de serlo, no soy puta ni soy virgen, simplemente acepto que me gusta el sexo y hablar de ello…

Escuchó un ruido, subió la cabeza e inevitablemente soltó una carcajada llena de timidez y algo de remordimiento por lo que había escrito. No quiso seguir haciéndolo, se sintió realmente avergonzada, arrancó la hoja de la libreta, la rompió, la metió en el bolso y huyó de allí como quien comete un crimen y abandona rápidamente el lugar de los hechos.



lunes, 15 de septiembre de 2014

Compañía

Enciende el tercer cigarrillo de la noche mientras se dispone a escuchar Moanin', ese álbum que tenía guardado para momentos especiales. El señor Art Blakey sería su acompañante, destrozando con cada tonada las lágrimas que corrían por su rostro. Los recuerdos, el presente y el futuro… todos los tiempos compensados en una canción de 10 minutos. 

jueves, 11 de septiembre de 2014

¿Por qué teme?

¿Por qué tiene que ponerle tantos pero a la libertad, al amor, a la expresión? ¿Por qué no puede simplemente abrazarla/o, mimarla/o, besarla/o? ¿Tanto le teme al amor puro que prefiere encerrarse en su zona de confort por miedo a dar un paso a la libertad?

Y es que es claro, todos le tememos a lo desconocido, por eso ponemos tabúes, pero ¿y si se arriesga? ¿Qué puede perder?, ¿una vida mal vivida y llena de desconfianza, zozobra y señalamientos? Y si mejor piensa qué puede ganar.

Piense en positivo, no frene al viento ni lo obligue a cambiar de rumbo, no estanque el agua y mucho menos retenga las ganas de vivir.


Si con ella o con él se desinhibe, no oculta ni teme, sonríe, llora, grita, canta, baila y brinca… si bebe, come, duerme y sueña en la misma almohada… si planea, concreta, juega, se ilusiona… si ella o el los hacen mejores personas ¿Por qué temen? 

jueves, 14 de agosto de 2014

Hoy salen a caminar los demonios.

Hoy salen demonios a caminar este valle, desgarrando entrañas y cultivando penas. Trastabillan mientras se alejan de cuerpos que han dejado áridos y resecos; se alimentan de anhelos y deseos de seres que no luchan por ellos, que su fuerza se desvanece con el pasar del tiempo.

Se sumergen en recuerdos, pasiones y sueños, se babean por un estuche de huesos, tejidos y nervios, capaces de hacer temblar al más fuerte, de conseguir la lágrima del ser dominado por la avaricia y el despotismo.


Hoy salen a caminar los demonios, buscan debajo de techos, de lechos, de pechos, de estrechos caminos a un jugoso manjar. Andan lento, atentos a olores, colores y miedos, a llantos, a besos sin peso, a almas que se mudan sin aliento, están pendientes de textos, de escritos... De escritos como estos que invocan su compañía, la soledad constante que calienta las noches frías, ellos beben de aquel café amargo junto a la esquina de la mesa, inhalan el humo de ese cigarro que se consume, pero lo que más aprecian es la melancolía de aquella que escribe: hoy salen a caminar los demonios.

lunes, 7 de julio de 2014

Una corta historia de...

Era un día lluvioso y bastante frío, tres cobijas jugaban el papel de un iglú en una cama ancha y sola, un cubre lecho azul era la puerta, dos almohadas eran los asientos y una tablita en la mitad era la mesita que sostendría minutos después una taza de aromática caliente.

Mientras tanto en la cocina estaba ella frente a la estufa, esperando que el agua hirviera… la miraba estupefacta, no le importaba que las tejas fueran a derrumbarse por la tormenta que caía estrepitosamente en la ciudad. El resto de la casa estaba a oscuras, quería que pensaran que no había nadie habitando ese lugar. Pitó la tetera, el sonido la alertó, apagó el fogón, tomó su pocillo, sirvió el agua, de la alacena tomó la bolsita de manzanilla y la sumergió, no le echó azúcar y escurridizamente corrió a su habitación.

Entró a su esfera, a su iglú, ese mismo que días antes había construido con paciencia mientras pensaba que ese lugar jugaría el papel de resguardo, su barrera, su trinchera. Puso el pocillo en la tabla y sin razón aparente comenzó a llorar.

Por su mente pasaban recuerdos, anécdotas, momentos, luego basura, charlatanería, palabras vacías, regaños, gritos… su mente era un estambre supremamente enredado, buscaba desesperada las puntas pero en el medio el nudo era cada vez más grande, más conciso.

Tomó un sorbo de aquel líquido que suponía la pondría a dormir plácidamente, al menos por unos minutos, estaba muy caliente, se quemó la punta de la lengua, sus ojos que ya estaban llorosos se empaparon un poco más, sopló y dio un largo trago, la aromática estaba cumpliendo su efecto… 20 minutos más tarde sus parpados comenzaron a pesarle, corrió la tabla, acomodó las almohadas, cogió unas sábanas y se recostó.

Cerró los ojos y como le había recomendado su psicólogo empezó a pensar el papel que jugaba la respiración en su cuerpo antes de dormir, a sentir el recorrido que hacía la sangre, a pensar que estaba en un lugar cálido y acogedor… De esta forma fue conciliando el sueño hasta que se desconectó de la realidad y empezó a soñar.

Había una sombra, suponía que era ella, estaba hablando con un hombre que aparentemente tenía unos 60 años, su barba era larga, tupida y muy blanca; las arrugas de la frente y junto a la boca eran los escritos de una vida de experiencias, su nariz era como el pico de un loro, pero sus ojos, sus ojos parecían estar hechos de agua: transparentes, vivaces y comprensivos.

Era tarde, estaban sentados en la banca de un parque, ella le estaba contando sus pesares, sus miedos, él simplemente escuchaba con atención y la miraba, la observaba y sin que ella se diera cuenta la analizaba. Cuando ella terminó su relato, el dio paso a un largo abrazo, las lágrimas le mojaron el hombro al hombre y como si nada hubiera ocurrido, con sus manos secó las pómulos de esa mujer perdida en el laberinto de la vida.

Ella se retiró, pero él, él se quedó allí sin pronunciar una sola palabra, esperó a que ella estuviera un poco más alejada y que diera la última mirada hacia atrás, eso siempre pasaba con las personas que él había escuchado antes. Ocurrió y entonces procedió a llamarla con una seña sobria que hizo con la mano derecha.

Ella se devolvió, el hombre hizo otra señal para que se sentara y por fin su voz se conoció, era temblorosa, frágil pero envolvente; decidió ponerse de pie y mientras lo hacía suscitó:

Alguna vez Frida Kahlo dijo “donde no puedas amar no te demores”. Eso precisamente fue lo que pensé mientras me relataba su historia, joven señorita.  El amor no se fuerza, los compromisos se respetan, las personas se olvidan y los recuerdos, muchas veces se quedan. El averno está colonizado por esos amores malditos, por ese por el que está sufriendo, yo con el tiempo he aprendido que las personas somos muy parecidas a las cebollas, estamos hechas de capas pero hay quienes por miedo a amar o a despojarse de su zona de confort se van pudriendo y así, lo que brindan no es puro. Confunden el amor con pasión, los abrazos se convierten en paisaje, los llantos en teatro y los besos en rutina. Señorita permítame decirle que usted está haciéndose un daño innecesario, él no va a cambiar, ni por usted ni por nadie, él se siente feliz así y si ese tipo de felicidad es la que lo llena no habrá pretensiones de cambio. Mientras tanto usted ha llorado en silencio muchas noches, preguntándose sobre sus propios defectos. Le recuerdo dama, que hay momentos y situaciones en que ninguno de los dos es culpable, la vida está forjada de caminos, senderos y calles sin salida. Usted decida por dónde va a caminar, disfrute su presente pero piense en qué pueden ofrecerse en un futuro… ¿Vale la pena esperar un cambio que jamás ocurrirá?

Ella se despertó atónita, la sabiduría del viejo en ese sueño le dio la fuerza necesaria para equilibrar sus sentimientos, para preguntarse el por qué y el para qué, para concluir que soltar una situación o una persona no es miedo sino amor propio.


lunes, 30 de junio de 2014

Inhalando y exhalando

<No estoy en las nubes pero sé volar>

Trascendental y algo histriónica, poco convencional, visual, terca y algo cuerda. Amante de los libros, el cine, el cielo, el viento, de los detalles pequeños, de los besos robados,  de los abrazos fugitivos y los silencios sepulcrales.

A veces se excede en cuánto dar, demostrar y sentir. Se encapsula en burbujas ficticias, en mundos que pinta con acuarelas que humedece con lágrimas, sus colores a veces se distorsionan, al igual que el enfoque y la percepción de los objetos, es un problema que ha evolucionado en sus ojos marrones con el tiempo.

No olvida, los errores, con facilidad, pero su memoria se limita al momento de recordar un olor o un rostro. Escribe sus sueños y pesadillas, se remite al lápiz y el papel para evocarlos; también plasma las noches en las que lo vio… Y supone, plasmará la noche en que sus caminos se bifurquen, en el que el destino cumpla lo prometido en alucinaciones premeditadas, pero con seguridad escribirá sobre ese deseo casi insaciable y tal vez fulminante de seguir tomando su mano.

No hará daño, ni cortará alas, simplemente acudirá a la lógica de los acontecimientos, a entender el principio del 1 y el 2, a huir cuando ame con locura pues este no será correspondido, a gritar en silencio, a amordazar los sentimientos y marcharse rápida pero sigilosamente….   


“Las palabras son vida”, recordó la frase de un tal Max, personaje judío de aquella película que le movió las fibras.

jueves, 19 de junio de 2014

¡Soy!

- Niña ¿por qué lloras?

- Me perdí

- ¡Oh! ¿Te extraviaste? ¿Hacia dónde te dirigías?

- No recuerdo, simplemente perdí el rumbo. Tenía claridad en el camino y de repente todo se nubló, no supe qué lado tomar.

- Comprendo. ¿Deseas que disipe tu vía?

- No, yo puedo sola. Siempre me pasa, ya estoy un tanto acostumbrada y es mejor labrar nuevos horizontes… Quizá la tierra que pisaba no era firme y tuve señales que no pude dejar pasar.

- Ayudarte sería un placer… toma mi mano, te conduciré al sendero más cercano y desde allí seguirás sola.

- Gracias pero ya dije que no…

Como siempre ella tan terca, tan ciega, tan sorda. ¿Masoquista? A lo mejor.
Secó sus lágrimas a pesar de que ellas seguían derramándose por sus pómulos, se puso de pie lentamente, sin prisa, sin afán. Respiró profundo, lo retuvo durante unos segundos y exhaló, el mismo ejercicio lo hizo tres veces más.- ¡Ánimo!- Se decía –Tú puedes, siempre lo haces-.

Dio un primer paso, pisó una rama, crujió, agachó la cabeza  y continuó caminando.  No sabía hacia donde iba, pero con convicción emprendió su viaje hacia ningún lugar. Curiosamente no volvió a alzar su cabeza, 10 minutos más tarde había recorrido un tramo en donde las piedras, al parecer, habían sido protagonistas. Suspiró… subió la cabeza intentando buscar aves, nubes, estrellas… Pero se encontró con la nada, absoluta y densa oscuridad.

Volvió a sentarse, esta vez encendió un fósforo (ella siempre cargaba una caja de cerillos, costumbre que heredó de su abuelo, de su padre y de su hermano) éste se consumió lentamente, no produjo la suficiente luz como para ubicarse, de hecho no iluminó casi nada. Sus sollozos se hicieron más fuertes, se ahogaba con sus propios pesares, se asfixiaba con el peso de los pocos años vividos y enloquecía con más frecuencia.

Recordaba su niñez, ese momento en el que no distinguía los problemas, en el que los disfrazaba y jugaba con sus demonios internos, en el que la voz de la conciencia era dulce y no juzgaba con la severidad que lo hacía actualmente. Añoraba sus travesuras, sus picardías, su inocencia...

- ¿Otra vez estás llorando? ¿Sigues perdida?

- No sé, supongo. No he caminado lo suficiente.

- Nunca será suficiente, siempre querrás andar más y más. Eres nómada, no te acostumbras a ningún lugar…

- ¡No me conoces, no hables con tanta propiedad sobre mi vida!

- ¿Segura? Ja ja ja… Eso crees, te vengo observando desde hace un tiempo, sé tú modus operandi: Conoces, absorbes y cuando te sacias, caminas, abandonas el sitio… pero eres como una asesina, siempre vuelves al lugar del crimen.

-¿Crimen? ¡No he cometido ninguno!

- Ninguno que se juzgue ante un estrado.

- No comprendo a qué te refieres, ni siquiera sé quién eres…

- Soy por quien lloras en silencio luego de haber sonreído todo el día, soy quien añoras cuando luchas contra ti misma, soy ese imaginario que anhelas, que pides a gritos. Soy lo que dicen tus ojos, soy lo calla tu boca, soy lo que susurra a tu odio cuando intentas dormir. Soy esa voz que ignoras, que te espanta, que te intriga, que te encanta. Soy lo que bebes, lo que fumas, lo que comes.

Soy tan tuya, soy de todos y de nadie. Soy de quien me abra las puertas, de quien las cierre, de quien las tranque. Soy yo; soy del que teme, del que ama, del que odia, del que clama. Soy de quien calla, de quien habla,  de quien lastima y se ufana. Soy la muerte a quien le hablas en las noches y en las mañanas, soy a quien ruegas que se acuerde de ti desde el día en el que te conocí.

lunes, 5 de mayo de 2014

Eros y...

Mientras caminaba cabizbajo veía a sus pies las piedras de ese camino que había recorrido varias veces en el día… sollozando y recordando lo que ella le había dicho se desesperaba buscando la  respuesta a su sentimiento, a su impotencia, a su desprecio… no quería mirar al frente, la cuerda seguía apretando su cintura, el peso a cuestas era mucho pero aun así si se lo pedían sonreía.

Incrédulo miraba su reloj, apenas habían pasado unos pocos minutos luego de saber la verdad, hombre de poca fe en las féminas, sus remiendos habían sido desatados nuevamente por esa fiera esbelta, de mirada confusa y oscuridad en sus entrañas.  Intrigado por lo que ocultaba dicha mujer se dejó seducir por palabras insonoras y espejismos desafiantes, su cuerpo era un oasis, sus labios un lugar paradisíaco y mortal.

Su encuentro con ella era alucinantemente prohibido, sin medir consecuencias se lanzó al abismo de la pasión, de la lujuria, de un juego erótico que dejaba más de un herido. El jadeo, los susurros, el sudor y los gemidos colonizaron la 208, una habitación pequeña conformada por una cama, un televisor, un baño y dos cuerpos que emanaban fogosidad.

Su desenvolvimiento  entre las sábanas hacía que los orgasmos no cesaran, uno, dos, tres… seguían amándose, descubriéndose, tocándose… las manos parecían derretirse ante aquella musa que no lo dejaba descansar, un suspiro, pedía con devoción pero ella ensimismada en su placer no lo oía, y si lo hacía lo ignoraba.

Pasaron horas, sus cuerpos insaciables continuaban mimetizándose en la cama, el baño, el suelo, entre los sueños y los miedos se fueron quedando dormidos, agotados tras esa faena descansaron plácidamente unos minutos; ella se duchó, se vistió y dejando una nota sobre la ropa de aquel amante salió de la habitación, dejó pago las horas que suponía descansaría el hombre y así desapareció.

180 minutos después el hombre lanzó su brazo derecho donde se suponía reposaba la dama, el vacío  en la litera lo asombró, se sentó de par en par y divisó la nota encima de ropa… su corazón se aceleró convencido de que era la cita a un próximo encuentro se abalanzó y la leyó rápidamente; definitivamente no era lo que esperaba…


La despedida de la dama lo dejó atónito, su cuerpo lívido decayó sobre las sábanas que horas antes habían sido testigo del encuentro con Thánatos y Eros… La razón que aquella mujer dio para su huida se resumió en una frase: 
“Lo siento, pero el amor es de infieles. Adiós”  


domingo, 4 de mayo de 2014

Ideas sueltas de una mente enredada

1, 2, 3... Continuemos con mentiras y certezas a medias, al fin y al cabo la verdad en tus labios es sólo impureza, he platicado muchas noches con la razón y me convencí que ella ni siquiera tiene razón.  Eso de poner la mente en blanco es complicado, más aun cuando los rayones se hicieron con trazos indelebles, aplicando anestesia, cigarro y licor disipo muchas  nimiedades pero me atoro en grandes problemas reales e irreales.

La mente y la imaginación son personajes juguetones a veces sólo proyectan lo que más les conviene, se apartan del cuerpo y olvidan que el sufrimiento hace parte de sus funciones, se alimentan de lo que les des, duplican y hasta triplican lo que engullen. Si sólo tienes miedos e inseguridades no serán ellas quienes te den luz, de hecho se encargarán de asfixiarte con grandes nudos que se posan en la garganta y sólo se desatarán cuando…

No la verdad dudo que se desaten, a veces simplemente aprendes a convivir con ellos, con el pasar del tiempo crecen o se encojen pero no se extinguen… ¿Por qué? Porque no hemos aprendido a “superar”, porque se nos está olvidando perdonar-nos- porque buscamos culpables a nuestras decisiones y señalamientos injustificados para refugiar nuestros errores.

4, 5, 6… basta de nudos y de tonterías, uno la caga y ya… o lo remienda, o lo asume. De esta forma paso la página, cierro un ciclo y abro el otro, si quiero. Mientras escribo lo pienso, pero no quiero hablar de él, ni de ella o ellas, pero esos sentimientos atascan la creatividad, te vuelven torpe, lento, asocias todo con una vivencia, una canción, una comida, una monja (?)…

No, no, no… comencemos de nuevo… hablaba sobre nudos, pero ya no quiero hacerlo más, contaba para algo, sé que sigue el 7, 8, 9 y… 10, pero ¿Para qué contaba? ¡Ah, sí! Segundos, minutos o años… el cuerpo se debería desintoxicar más rápido del amor que de otra droga, igual cada cual se mata como quiera… bebiendo, fumando, amando, engañando, riendo, llorando… Yo, yo sigo muerta en vida, contando los segundos que pierdo y sumando los minutos que aumentan para mi muerte, multiplicando pensamientos y dividiendo sentimientos, creo que esa es mi fórmula para estos momentos. 

lunes, 7 de abril de 2014

Recuerdos

Los recuerdos son peores que las balas, atraviesan corazones, cerebros, ojos, sonrisas…

Sacan lágrimas con mayor facilidad, dejan hoyos profundos, vacíos interminables, ecos incesantes en la cabeza…

domingo, 23 de marzo de 2014

Caída libre

Recostada en la cama, en la habitación de un hotel cualquiera se encuentra ella.  Anonada tras la noticia que le dieron, sintió como si le hubiesen oprimido la tráquea, no emitió sonido alguno, pávida y temerosa cerró los ojos, respiró hondo, notaba como se aceleraba el ritmo cardiaco, no le prestó mucha atención, trataba de parecer serena; de hecho él lo creyó. Su rostro no reflejaba más que una torpe sonrisa de derrota disfrazada con algo de calma.

¡Ay! Ella como admiraba su propia coraza, capaz de confundir a  aquel que no la supiera leer, enloquecer y desorbitar a quienes esperaban reacciones premeditadas. Su barrera apartaba selectamente a los sujetos que la rodeaban, sabía qué ficha mover para que su plan de elocuencia y serenidad siguiera en pie, unas veces trastabillaba por aquel nudo que se aferra a la garganta, ese que no permite hablar y tampoco llorar, ese mismo que… después de unas horas aún le estorba.

-¡Calma!- Se decía a sí misma,  -cuida la armadura, que nadie vea que se puede oxidar por las lágrimas que en las noches derramas viendo las estrellas- mentalmente recitaba esta frase hasta que su cuerpo comunicara nuevamente tranquilidad o hasta llegar a disimular miradas y ademanes que hubieran podido disipar la falsa paz que debía emanar.


-La besé- escuchó, sus dudas se habían aclarado, esas mismas que ayudaron a que la noticia no fuera tan drástica, ésas en las que noches y días anteriores habían rondado por su cabeza, ésas que habían armado un colchón de ilusiones muertas y que habían amortiguado la caída libre de una tonta enamorada de la nada.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Luna IV

Esa estrella está tan enamorada de la Luna que cuando ella está llena, la estrella se aparta para que la Luna sea la única protagonista de la noche.

domingo, 9 de marzo de 2014

Averno

Vamos a dar un paseo por el averno o quizá por aquel lugar donde mueren los recuerdos, donde el pasado se pudre y el presente se extingue. Caminemos deprisa para ver como caen los sueños que construimos en la misma almohada, huyamos de ese resplandor imaginario que un día creamos bajo la luna, finjamos que todo está bien, sonriámonos como si nada pasara… ignoremos las palpitaciones de un corazón decrépito, lloremos mientras ellos ríen y brindemos con las lágrimas que retenemos.


Bebamos los besos extintos, las caricias marchitas y los ’te quiero’ ficticios, matemos el tiempo como él nos mata cada segundo, gritémosle a Cronos que se detenga, olvidemos los ecos, las palabras de aliento, las frases sensatas después del coito. Inyectémonos el miedo que se ve en nuestros ojos, fumémonos el viento, regurgitemos y volvamos a tragar entero este amor lejano que se esfuma. Sentemos a divisar los chamizos que nunca gozaron de una primavera, disfrutemos sin disfrutar la pasión inocente que se recrea tras una mirada y recordemos que nuestra memoria será olvidada. Borremos de lleno lo que nos unió y sobre todo arranquémonos de nuestros labios los exóticos sabores, esos que sólo nosotros sabíamos deleitar, esas pequeñas dosis de veneno que hoy nos traen a este lugar.

martes, 11 de febrero de 2014

Puedes...

Tu puedes tocar pieles, labios y manos, puedes contar sueños y anécdotas, pero prefiero aquel hombre que me hable de sus pesadillas, que no alardee de las mujeres que ha tenido y sobre todo que sepa pintar sonrisas y pueda humedecer algo que no sean los ojos.

sábado, 1 de febrero de 2014

RUINAS

Ella ya no era ella, se había consumido en un mar de lágrimas y se preguntaba el por qué; llegó a la conclusión que su vida estaba tomando rumbos que siempre había esquivado, su fortaleza se estaba desmoronando lentamente, su energía y su fuego estaba siendo consumido por el peso de una situación sin retorno, su espalda le dolía por llevar esa carga sola, no se aferraba a nadie porque sabía que depositar eso en otra persona no sería justo.


Finalmente, se levantó esa mañana dispuesta a lavar su disfraz y ponérselo de nuevo el año siguiente, aplanchó su cara procurando ocultar las arrugas del ceño y se pinchó los cachetes con dos agujas junto a los pómulos para levantar esa sonrisa ficticia que todos admiraban.

martes, 7 de enero de 2014

IGUAL

Igual, todo en la vida no es color rosa. Las sombras son necesarias para dar realidad a la pintura